Tras una semana de descanso, volvemos a las sangrientas historias del Cortez con el octavo episodio de American Horror Story: Hotel. Pero antes vamos a hacer un poco de memoria. Dejamos la trama con John descubriendo que el asesino en serie de los Diez Mandamientos reside en el hotel gracia a la pequeña Wren, a la que rescató del hospital. Sin embargo, la niña salió corriendo en el último momento, siendo atropellada por un coche. ¿Cómo reaccionará John ahora que está a punto de descubrir al asesino? ¿Quién ha sido tan macabro para cometer todas esas atrocidades?
En este octavo capítulo de American Horror Story: Hotel titulado “The Ten Commandments Killer”, por fin sabremos quién es el culpable de los asesinatos vinculados a los Diez Mandamientos y el motivo que le llevó a actuar de esa manera. Además, John descubrirá algo que hará cambiar toda la historia. Si quieres saber al detalle lo sucedido, sigue leyendo per ¡¡alerta spoiler!!
Hora de descubrir la verdad
Regresamos justo en el punto donde lo dejamos, con John viendo cómo la pequeña Wren, tras confesarle el paradero del asesino, salía corriendo hacia la carretera y era atropellada por un coche. Al verla tendida en el suelo John recuerda rápidamente que ya había visto antes a la niña en uno de los ataúdes del sótano del hotel. En ese instante, diversos recuerdos llegan hasta la memoria de John, que parece quiere recordar algo importante.
Dispuesto a averiguar quién es el asesino, el detective Lowe acude a la recepción del hotel a pedir explicaciones a Liz Tylor. Para su sopresa, es Sally quien se ofrece a acompañarle hasta el lugar donde se encuentra el asesino. La mujer le conduce hasta la habitación 64, la antigua oficina de James Patrick March, el único lugar donde John podrá encontrar las respuestas a todas sus incógnitas.
Aunque Sally intenta engatusarlo, ante su negativa no tiene más remedio que indicarle que detrás del armario está lo que busca. Al otro lado hay una puerta oculta que deja paso a una sala donde están las partes amputadas de las víctimas. John no comprende nada, ¿cómo ha logrado el asesino entrar y salir del hotel con todo eso sin que nadie se diera cuenta?
Viendo que está a punto de enloquecer, Sally le explica que es debido a que nadie puede impedirle nada porque el asesino tiene la llave del hotel y puede acceder siempre que quiera. Poco a poco, John va recordando más cosas y atando hilos, sabe que él ya ha estado ahí antes, que ya conocía todo eso y que la única respuesta “lógica” es que él es el asesino y por eso nunca ha conseguido verlo o atraparlo.
Mientras tanto, la policía se encarga de investigar el accidente de Wren y de buscar a John porque saben que él fue quien ayudó a la pequeña a escapar. Pero John se adelanta y se presenta en la morgue para confesar la verdad, para contarle a su compañero Andy que él es el asesino en serie. El policía se queda estupefacto y no da crédito a las palabras de John y le pide que se tranquilice porque todo son simples paranoias suyas.
La historia de un asesino en serie
Sin perder más tiempo comienza su historia que se remonta cinco años atrás, cuando John pisó el hotel por primera vez tras trabajar en el caso de la familia que murió asfixiada y el marido y padre se suicidó al ver lo ocurrido. Borracho y en busca de perder el sentido, el detective Lowe entró en el Cortez, donde recibió y aceptó una invitación para cenar con March y la Condesa.
Con sólo unas pocas palabras de John, March quedó encadilado al instante y decidió quedarse a solas con él. Con unas copas de por medio empieza una conversación en la que March toma la palabra y comienza a explicarle que su aura negra azabache le llamó la atención desde un primer momento. Le cuenta que eso significa que es un hombre dispuesto a hacer algo malo por un bien mayor.
Estuvieron dos noches bebiendo y debatiendo acerca de la ley, de lo que significa la justica, del castigo de los culpables, etc. En ese momento March descubrió muchas más cosas del carácter del detective que fueron de su agrado e hicieron que eligiera a John para acabar su trabajo. Desde hace años lleva buscando a alguien que sea el indicado pero ninguno había sido capaz de ayudarle, pero ahora sí, ahora ha visto en John al hombre que necesita.
Sin embargo, a John le faltaba un pequeño empujón para desatar por completo su rabia y su furia y hacer que que perdiera el control. Nada mejor que atacar a su familia para que Lowe se desquiciara, por lo que fue March quien ordenó a la Condesa que fuera a por su hijo. Después de esto, lógicamente vino el secuestro de Holden y, desde entonces, la vida de John cambió para siempre.
Justicia
El detective comenzó a llevar una doble vida, la de padre desesperado y dolido que intenta guardar las apariencias delante de su familia y el hombre que acude al hotel a ver a March. Allí John sentía que el tiempo pasaba de una forma distinta, hasta que March le enseñó su sala de trofeos, lo que le aterrorizó al ver que tenía expuesta como un premio una cabeza humana, la de su contable en concreto.
John se propuso denunciarle pero, rápidamente, March se defendió con la idea de que él es igual de monstruo solo que está atado por la justicia, por las leyes creadas por el hombre, por meros burócratas. Tiempo más tarde John se dio cuenta de que la ley no tenía nada que ver con la justicia puesto que un fallo técnico podía dejar libre a un asesino, vio que March tenía razón.
Bajo los efectos del alcohol y de las palabras de March, John asesinó a un hombre por considerarlo pedófilo y el culpable de la desaparición de Holden. Intentó suicidarse pero March le salvó de morir, tras recriminarle a Sally (que siempre anda detrás de John) que no hiciera nada por ayudarle, cuando el acuerdo al que habían llegado March y Sally era que John acabara su trabajo y después sería de su propiedad. Sin embargo, su compañero detective, al que le está contando la historia, le recuerda que Sally está muerta desde hace más de una década y que lo único que le pasa es que está confundido.
A pesar de todo, John prosigue y recuerda que, después del primer asesinato, March le enseñó los trofeos de los Diez Mandamientos y le pidió que concluyera el trabajo. John intenta convencer a su compañero de que fue él quien cometió cada uno de los asesinatos pero no logra su propósito. En ese momento John decide actuar y apuñala a Andy después de recordar que se había acostado con su mujer, con Álex, cometiendo así adulterio, otro de los pecados.
Ahora, por fin, John ha visto con claridad todo lo que ha hecho pero no se arrepiente de nada, excepto de la muerte de Wren, aunque Iris le recuerda que esa no fue culpa suya, sino de Sally, que convenció a la pequeña para que le siguiera y le protegiera, evitando que John muriera fuera del hotel, ya que si eso sucediera, Sally perdería a John para siempre, al contrario de si fallece en el Cortez, donde su alma quedaría de por vida.
Para sorpresa de March, después de haber descubierto la verdad, John acepta concluir su plan con los dos últimos asesinatos. ¿Quiénes serán esas víctimas? Sabe que su mujer le engañaba con Andy, ¿será ella su próximo objetivo? Si fuera así, ¿descubrirá que está infectada con el virus de la Condesa? Y la última muerte correspondiente al último mandamiento, “No matarás”, ¿será su suicidio?
Última actualización: 04/12/2015