JJ Abrams tiene fans y detractores. Los primeros dirán que es inteligente, mientras que los segundos dirán que es un listo. Yo me siento más cómodo situándome en un punto intermedio y decir que es simplemente listo, que es menos que inteligente pero más que “un listo”. A lo largo de la última década, y especialmente tras el boom de Perdidos, Abrams ha sabido posicionarse como el heredero de Steven Spielberg. Al margen de la barbaridad que me parece esta comparación, hay que reconocer que JJ ha revitalizado la saga Star Trek —aunque a costa de destrozar el canon de la serie original y espantar a los aficionados de toda la vida—. También ha dirigido ese remake encubierto del Episodio IV que es Star Wars: El despertar de la fuerza. Y en televisión ha producido, además de Perdidos, varias series de éxito como Felicity, Alias o Fringe.
Abrams es como ese alumno aplicado pero no brillante. O haciendo un símil futbolístico, JJ sería Mascherano y Spielberg, Messi —Michael Bay, Cristiano Ronaldo—.
En Calle Cloverfield 10 Abrams ejerce solo como productor, pero su impronta se nota desde el principio. Antes de continuar, creo que es importante avisar al espectador que no haya visto la película en el momento de leer estas líneas de la importancia de no saber nada sobre el argumento. O como mínimo saber lo menos posible. En este sentido, me deja anonadado e indignado el tráiler y el spot que se está exhibiendo como promoción de la película. Como en el caso de La habitación, cuanto menos se sepa sobre el argumento mejor.
Calle Cloverfield 10 bebe de muchas fuentes distintas, algo muy típico del cine de Abrams. También mezcla géneros, comienza como una cosa para terminar como otra totalmente diferente. No voy a citar las fuentes en las que se inspira ni los géneros que mezcla porque sería peor aún que desvelar el argumento. Tan solo diré que la película funciona mucho mejor en sus primeros tres cuartos que en el final, en el que, como diría Héctor del Mar: «se desatan las hostilidades», y Calle Cloverfield 10 deriva en una película que ya hemos visto multitud de veces, muchas de ellas, por cierto, en la propia filmografía de JJ.
El problema de la película es que en el fondo es poca cosa. Intenta ir por delante del espectador pero no lo consigue. Y esemezcla géneros, comienza como una cosa para terminar como otra totalmente diferente.que tanto gusta a Abrams para esta rama de su filmografía, termina jugando en su contra y convirtiendo a Calle Cloverfield 10 en una especie de capítulo de The Twilight Zone o Expediente X (lo cual tampoco es malo).
De todas formas, hay que reconocer que es una película disfrutable, que se ve en un suspiro y con el aliciente de John Goodman, que dota de presencia y carisma al único personaje con alma de la película, pues el resto son puro cliché. Y eso, siendo una película que se sostiene sobre únicamente tres personajes, no es bueno. Una entretenida cinta de género que como la mayoría del cine de Abrams, aprueba pero no va a por nota.