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Corea del Norte, ese gran desconocido y lleno de rumores y mitos. El pequeño bastión comunista del mundo, con permiso de la capitalista pero represiva China. No es fácil entrar en un país tan complicado pero el documentalista Álvaro Longoria logró entrar en este país asiático. Tras la aplaudida ‘Hijos de las nubes. La última coloniaviene ‘The Propaganda Game’, un documental que trata de ahondar sobre las verdades y mentiras de la República Popular de Corea.

Este documental analiza las estrategias de propaganda que utiliza Corea del Norte, al igual que propone desmitificar algunas creencias sobre cómo se vive en el país. Longoria actúa de turista y el español Alejandro Cao de Benós, el único extranjero que trabaja para la dictadura y comunista, hará de guía turístico y aprovechará cada momento para que el documentalista y el público crea que sus ideales no son negativos y que vivir en Corea del Norte es hacer frente al imperialismo estadounidense.

Crítica de The Propaganda Game

Longoria en su anterior trabajo intentó hacer un reportaje documental donde trataba el origen del actual ambiente de crispación que hay en el norte de África y sobre los intereses económicos que tienen los países occidentales en lugares de conflicto y hasta qué punto les convenía esta situación, con el Sáhara Occidental como principal foco. Un incómodo pedagógico ejercicio de documentación que ha intentado repetir con ‘The Propaganda Game’. ¿El resultado? Bien tirando a bajo.

La principal diferencia entre ‘Hijos de las nubes’ y ‘The Propaganda Game’ es la perspectiva de Longoria. Mientras que en su primer trabajo tenía las ideas claras sobre lo que quería evidenciar, en este segundo intento muestra una dispersión que no había en su ópera prima.

Corea del Norte es un gran misterio, cierto es, apenas se conocen datos fehacientes. Longoria sí muestra algunos datos interesantes como a qué países les interesa que Corea del Norte siga así y cuáles no. También logra rascar un poco en los mitos y ver, muy sesgadamente, cómo se vive en una dictadura comunista en pleno siglo XXI. Pero, ¿qué es lo que realmente quiere comunicar Longoria? Sí, es verdad que las técnicas de manipulación publicitaria han hecho mucho, pero ¿hasta dónde son las causantes y dónde queda el ojo crítico en lo que la parte occidental se refiere?

Crítica de The Propaganda Game

Longoria consigue momentos memorables como la supuesta misa católica que se celebra en una iglesia en Pyongyang, una pantomima que realmente resume lo que es la película: Un ejercicio de guiñoles que actúan según las convicciones de un gobierno dictatorial. Y luego está Alejandro Cao de Benós, un claro ejemplo de baja autoestima y necesidad de reconocimiento. Un tipo que es utilizado para limpiar la imagen del país de cara al mundo.

The Propaganda Game’ sí consigue momentos de crítica y de incómoda pregunta sin salida. ¿Dónde va todo esto? Sin embargo, Longoria no consigue resolver plenamente sus ambiciones, llegando algunas veces a dar a entender que esta situación puede llegar a ser idílica. Gracias a una dictadura que no le ha permitido grabar más allá de lo que la ruta vigilada. Con lo cual, esta propuesta se convierte en un tour virtual por el país prohibido. Una lástima aunque comprensible, no es posible luchar contra molinos de molinos de viento tan poderosos.

Puntuación Final:
3 / 5 Crítica de The Propaganda Game - 3 sobre 5
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