Soy fan de Zoolander, la película original me parece una de las mejores comedias de los últimos quince años, así en mayúsculas. Además soy fan de U2 y su gira favorita también empieza por Zoo (la mítica Zoo TV), si unimos a esto que Sting también es otro de mis ídolos y que yo tampoco sé quién soy, ni lo que hago, el estreno de Zoolander 2 era para mí uno de los acontecimientos cinematográficos de 2016. Por eso ha sido especialmente doloroso descubrirme, conforme avanzaba la película, con el rictus más tenso que Luis Enrique en una rueda de prensa.
Zoolander 2 es graciosa, y puede divertir a los espectadores menos exigentes, pero para mí, la risa es algo muy serio y las aventuras de Derek y Hansel, más. Por eso me ha molestado ver cómo Ben Stiller se ha limitado a coger la plantilla de la primera parte para repetir punto por punto casi todos los gags del original. La novedad en esta segunda parte es la inclusión, casi como coprotagonista, de una Penélope Cruz que sigue perpetuando el rol de nueva Sophia Loren que le han asignado los americanos desde su irrupción allí. Pe hace lo que puede pero se diría incluso que pasa vergüenza ajena por momentos, no se la ve cómoda en su papel.
Ben Stiller y Owen Wilson se limitan a repetir los tics de sus personajes en la primera parte punto por punto, y el único que innova y mejora más si cabe su, ya de por sí genial, interpretación del primer Zoolander, es Wil Ferrell. Su aparición en la piel de Mugatu en el último tercio de la película es de lejos lo mejor de la función, y consigue que los fans de toda la vida de Zoolander no nos vayamos del todo jodidos decepcionados de la sesión.
Zoolander 2 exhibe el músculo que se ha ganado en la cultura popular en estos casi quince años desde el estreno del original, con una profusión de cameos de famosos digna de cualquier Torrente. Como fan acérrimo de Zoolander que soy, espero que no haya una tercera parte o que, si la hay, no comparta con la saga de Santiago Segura el bochornoso declinar que ha experimentado secuela tras secuela.
De todas formas, no olvidéis a la hora de leerme, cómo ya os decía al principio de esta crítica, una cosa: ¿acaso sé quién soy?, no, ¿sé lo que estoy escribiendo?, no, pero el hecho de que lo esté haciendo debería inspiraros respeto.
2 / 5