Después de oír una y otra vez que las últimas producciones marvelitas no eran más que aperitivos de cara a la llegada de Los Vengadores, mientras desconfiábamos de un proyecto de estas características, Joss Whedon ha sabido capear el temporal y ofrecer una película desmesuradamente divertida, entretenida y trepidante que debería borrar de un plumazo toda esa absurda fiebre que inunda las salas del mundo con la soporífera adaptación de la novela juvenil más popular del momento.
Cuando el hermano adoptado del dios del trueno roba un cubo cósmico de las instalaciones secretas de S.H.I.E.L.D., Nick Furia no tiene más remedio que reclutar a un puñado de héroes sobrados de ego, con muy pocas cosas en común y menos ganas de formar equipo. A regañadientes aceptan la misión, no se vaya a acabar el mundo y el señor Stark se quede sin poder brindar. Esa es la sinopsis de Los Vengadores, la premisa más ¿simple? posible para conseguir el más espectacular de los resultados. Durante sus más de dos horas de duración, apenas habrá quince minutos sin acción, y no estamos hablando de la acción a la que estamos acostumbrados, aquí se queda corto hasta el popular dicho “hostias como panes” Los Vengadores es un todos contra todos desde sus primeros minutos, cuando el equipo comienza su andadura, como si darse superhostias les hiciera conocerse mejor –de toda la vida ha sido así en este bendito universo-, y así queda demostrado en el duelo Thor Vs. Hulk que sucede al fantástico Thor Vs. Loki Vs. Iron Man Vs. Capitán América. Aqui estamos ante una película-clímax.
¿Qué pensará de esta enorme epopeya marvelita el director de Memento tras ver el peliculón gigantesco, imposible, de su colega Joss Whedon? ¿En qué demonios estaría pensando cuando llenó sus batmans de oscuridad, bajona y pochez? Esas son algunas de las preguntas que venían a mi cabeza durante la proyección de Los Vengadores, la película que se carga el género de un plumazo, porque a ver quién es el guapo que se pone a adaptar ahora cualquier otro cómic a la gran pantalla. El director ha sabido rentabilizar cada centavo de los más de doscientos millones de dólares del presupuesto y mostrarlo en la pantalla. Podéis creerme cuando os digo que dudo mucho que veamos algo más espectacular en lo que queda de año o de milenio. Necesitaría un blog para resaltar la brillantez de cada secuencia de acción o la química o la personalidad de cada miembro del equipo vengador, pero no puedo continuar sin reconocer el fantástico trabajo del único “recién llegado” de la plantilla, el gran Mark Ruffalo, nacido para ser Hulk, pero también el Bruce Banner más humano de todos los que han pasado por la pantalla, pequeña o grande.
Después de Los Vengadores Joss Whedon ha comentado que la continuación que tiene en su cabeza es más oscura, más triste y amarga, no más espectacular. Puede parecer una disculpa por adelantado, una advertencia, pero es que más espectacular no se puede. No hay más que ver la impecable y espectacular panorámica en plano secuencia que presenta de uno en uno a todos los vengadores peleando en el tramo final como en una página desplegable de cómic.
Nada se le puede echar en cara a una película como Los Vengadores, ni siquiera la ausencia de macarrismo que Mark Millar aportó a la saga Ultimate, a la que le deben casi toda la épica de la película. Mientras esperamos a la siguiente asamblea llegarán el esperado Iron Man 3 de Shane Black y las segundas partes de Capitán América y Thor. Esperamos que todos hayan aprendido la lección y la próxima aventura del capi sea divertida y la secuela del dios del trueno no acabe siendo, otra vez, un mal Shakespeare. Y eso no lo digo yo, lo dice Tony Stark.
es bacan