Mucho ha pasado en pocos años con la saga de ‘Los Juegos del Hambre’, en 2012 sorprendió siendo una franquicia juvenil novedosa. Gary Ross abrió las puertas del Capitolo de Suzanne Collins para ser testigos de los septuagésimos cuartos Juegos del Hambre y de su joven protagonista, Katniss Everdeen, que decide presentarse voluntaria como tributo de su distrito para evitar que su hermana pequeña Prim muera en una encarnizada batalla a muerte donde dos jóvenes de cada distrito son obligados a matarse los unos a los otros hasta que solamente quede uno.
Tras el éxito vino la adaptación del segundo libro de la trilogía, ‘En llamas’, una excelente continuación que seguía mostrando la tiranía de una pequeña élite frente a una masa de damnificados. Todo parecía ir bien, la saga consiguió llegar a un público mayor, tenía un trasfondo rara vez visto en este tipo de franquicias y logró atraer a una audiencia adulta que se alejaba de este tipo de eventos.
Todo cambió cuando los productores decidieron que el último libro de la trilogía, ‘Sinsajo’, iría partido en dos al estilo de las sagas de ‘Harry Potter’ y ‘Crepúsculo’. Esto provocó que ese prestigio se perdiera. No sólo porque da la casualidad de que ‘Sinsajo’ era la novela más floja de las tres, sino porque partirla en dos era también un sinsentido. ‘Sinsajo – Parte 1’ mostró los entresijos del desconocido Distrito 13, aquél que ayudaría a Katniss en su lucha contra la tiranía del Capitolio y a conseguir una democracia. Un relato excesivamente largo que poco realmente aportó.
Ahora con ‘Sinsajo – Parte 2’, la saga redime como medianamente puede. Con un inicio que parece hecho como si la cinta estuviera cortada, la película demuestra que estas dos partes no debieron nunca ir por separado. Aunque, también es cierto, que esta continuación y culminación de la saga consigue mejorar cualitativamente la sosa primera parte. La acción se hace con el control del filme, llevando a sus protagonistas a un montón de trampas y con varias muertes sangrientas.
Con lo cual, produce la sensación de estar viendo todo lo que la faltaba a la anterior parte. Esta película se gesta como una venganza y la lucha a favor de la igualdad y la justicia. Y ello está representado por Jennifer Lawrence, aquél sinsajo justiciero que muestra a una heroína de corazón noble y mirada fulminante. Ella y su personaje salvan a un último episodio que no sabe llevar los tiempos, con apenas imágenes imborrables y un final completamente anticlimático.
Y en esto tienen la culpa tanto los productores como su director: Francis Lawrence. Un director que, quitando la saga, tiene como mejor obra el drama romántico ‘Agua para elefantes’. En el último episodio de la saga hubiera sido genial el regreso de Gary Ross, le hubiera dado más condimento a este sinsajo.
Pese a todo, gracias a la estupenda Jennifer Lawrence junto con unos secundarios de alta calidad: Julianne Moore, Josh Hutcherson, Donald Sutherland, Woody Harrelson y Philip Seymour Hoffman, siendo su despedida tras su malograda desaparición; consiguen cerrar una saga interesante y adulta. Los septuagésimos sextos Juegos del Hambre han finalizado. El coliseo cierra sus puertas y el Sinsajo puede, por fin, descansar tras una tormentosa batalla.