Demóstenes dijo: “Haz que tus familiares te reverencien más que te teman, pues el amor sigue a la reverencia, más el temor al odio”. Las historias reales muchas veces son las más aterradoras. Un ejemplo es el caso de la familia Puccio, que durante los 80 amasó una fortuna a costa de secuestros, fraudes y asesinatos y que se ha convertido en uno de los más oscuros casos de la crónica negra argentina. El cineasta social Pablo Trapero ha dejado de lado las tramas sobre la denuncia activista para contar ‘El clan’, un relato aterrador por el que consiguió el León de Plata al Mejor Director en la 72ª edición del Festival de Venecia.
Arquímedes Puccio vive una apacible vida como militar retirado en una Argentina con una democracia creciente. Su hijo mayor Alejandro, promesa del rugby, es su mano derecha; su hijo segundo, Daniel, vive en el extranjero; sus otros tres hijos, Guillermo, Silvia y Adriana, son pequeños y la alegría de la casa. Su esposa Epifanía es la clásica ama de casa sacrificada. Una familia aparentemente tranquila, feliz y que paga sus impuestos… Pero lo que nadie sabe es que los Puccio en el sótano de su casa esconden a personas secuestradas a las que tortura hasta la muerte mientras cobran un rescate.
Trapero utiliza un espeluznante relato real para mostrar uno de los círculos viciosos más ponzoñosos de la humanidad: El de la familia. Uno buenos progenitores se aseguran el bienestar de sus hijos y velan para que se conviertan en adultos responsables de cara a su propio futuro. ‘El clan’ muestra unos fuertes lazos familiares similares a una condena de por vida. Arquímedes crea una tela de araña familiar en el que ninguno de sus hijos tiene escapatoria. Alejandro es la viva imagen de dilemas entre lo ético de la justicia y una lealtad familiar que mata, que es corrosiva y lleva a la perdición. Pero Trapero, como buen cineasta social, muestra que es posible la huida y romper los lazos familiares. Con lo cual, consigue que nadie sienta pena por ese hijo criminal.
Y luego está Arquímedes, interpretado magníficamente por un Guillermo Francella que muestra su lado más serio y también más perturbador. El patriarca de los Puccio es un ejemplo de corrupción impune. Sus crímenes no eran un secreto para ciertas áreas del gobierno, que le dejaron actuar hasta que dejó de serles útil. Trapero sí sabe sacarle la vena social a esta crónica negra. Es en eso, en la propia crítica a una democracia que nació enferma y corrupta. No era sorpresa lo que los Puccio escondían.
Ambas críticas, Trapero las sabe enlazar con una historia de terror, de paseo por los infiernos familiares, de miedo y tóxicas lealtades. ‘El clan’ va más allá del caso para mostrar una realidad que es universal: La corrupción del poder y los insidiosos lazos familiares. Y lo hace con suma dureza y brutalidad contenida, con un patriarca que con su mirada penetrante logra causar pánico. Una viva imagen que supera con creces la vista por Johnny Depp en ‘Black Mass’.
Una crónica periodística, una crítica social y política, ‘El clan’ es una demostración de que Pablo Trapero sigue en buena forma tras ‘Elefante blanco’ y ‘Carancho’. Con esta propuesta vuelve a limpiar el polvo oculto bajo las alfombras de una sociedad que aún levanta cabeza. Una combinación explosiva de la que Trapero sale con nota. Difícil contendiente en los Oscar para otras propuestas igual de sólidas como ‘La conspiración del silencio’, ‘Mustang’ o ‘The Assassin’. Almodóvar sabe elegir proyectos como productor, este (junto con ‘Relatos salvajes’), es su mejor ejemplo.
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