Una de las trilogías semi-perfectas del fantástico es la que hizo de Sam Raimi un nombre clave en el género y, por qué no, colocará a Fede Álvarez en un lugar similar al de, por ejemplo, Alexandre Aja.
La nueva Posesión Infernal tiene mucho de ese cine europeo (francés) granguiñolesco que gente como el director de Alta Tensión y películas como Á l’intérieur o Frontière(s) hicieron gozar a los amantes de un género cada vez más impersonal, acobardado y genérico.
Los responsables de oxigenar una película con un calado como Evil Dead han decidido, como en ese cine europeo que cito más arriba, no escatimar en gore y, además, tomar prestado parte del simbolismo del cine de terror asiático que Ringu puso de moda en su momento. ¿Demasiado tarde?
Hace pocos meses tuve la oportunidad de ver el remake de Maniac (producido y escrito por Aja), una película exactamente igual y completamente distinta al mismo tiempo. El remake de la película de Lustig intenta contar lo mismo desde (literalmente) otro punto de vista, y el resultado es excelente (y valiente)
Con Evil Dead parece que va a pasar lo mismo cuando arranca el prólogo. Ante este inicio, furioso, grotesco y extraño, el director parece querer decirnos que sí, que esto es otra cosa. Lástima que después de los títulos de crédito la película sea EVIL DEAD.
Y eso que el guión se esfuerza por alejarse del original, por no fotocopiarlo. Aquí estamos ante cinco jóvenes que van a pasar unos días en la cabaña de la familia de uno de ellos. La mayor virtud de la película es alejarse de la motivación que genera esa visita: si en el original la cosa iba de sexo y matrimoniadas, aquí la razón es una bastante más grave que no desvelaré.
El caso es que una vez que aparece el libro de los muertos, la elegancia de la cámara, casi siempre en movimiento durante la primera mitad, se torna inevitablemente automática. Y es una pena, porque el ambiente opresivo de ese inicio, con un tono de terror para adultos difícil de conseguir actualmente, se va disolviendo en favor de golpes de efecto impactantes, pero también comunes.
No podemos culpar a Fede Álvarez de no haber rodado una película potente y altamente violenta, con toneladas de sangre y maquillaje, pero es inevitable tener la sensación de que hemos pasado por un túnel del terror que ofrece lo que nos gusta y luego terminas pasando de largo, olvidando el último pasillo al ver el siguiente.
Evil Dead es una película potente, sí, pero tampoco es la película de terror definitiva que prometían.
PD: Podéis quedaros a ver los créditos enteros, hay una cosa muy tonta y muy pequeña al final.