Cuando Looper se acaba, uno cree que, más o menos, ha entendido la historia y que ha sido testigo de una aventura lineal y bastante simple, a pesar de los viajes en el tiempo y las líneas temporales.
Pero no. Looper es el nuevo Doce Monos, una epopeya de ciencia ficción clásica, elegante y con reminiscencias de la literatura más clásica de género.
Rian Johnson demostró con Brick, a pesar de ser bastante plomo, que tenía talento para la escritura y un gusto exquisito en la planificación, aunque su segunda película, The Brothers Bloom, no fue vista por casi nadie. Ahora, el director y guionista, coge el toro por los cuernos y nos cuenta las dificultades que en el futuro, en dos futuros, viven los loopers, asesinos a sueldo encargados de borrar en el pasado, también futuro, los crímenes que están prohibidos en otro futuro más lejano. Vaya lío, ¿verdad?
Looper es un film perfecto en su condición de cine sesudo y comercial, ideal para salir a cenar con los colegas una vez termine la película y sacar conclusiones, donde brilla, y de qué manera, un Joseph Gordon-Levitt que podría cambiar su segundo apellido por Willis, con un impresionante ejercicio de imitación que consigue que estés viendo al protagonista de Jungla de Cristal en todo momento. Camiseta de tirantes incluida.
Hecha para agigantarse en la memoria y para revisar cuantas más veces mejor, Looper es una de las mejores películas del año y nuestra recomendación más alta de los últimos meses. Cine valiente, inteligente, rodado con el corazón y con la cabeza.