David Gordon Green (Superfuamdos) ha sabido explorar distintos géneros en lo que corresponde a su filmografía, desde algún que otro thriller hasta pasando por el género de aventura y comedia. En esta ocasión, con Joe, el director ahonda en un drama de ritmo pausado y de miradas profundas, en el que las interpretaciones convincentes de Nicolas Cage y Tye Sheridan le aportan un plus a la hora de sumarle realismo a la narración.
Cage encarna a Joe, un sujeto solitario que estuvo, años atrás, encarcelado durante un tiempo. Todo transcurre en Mississippi, en una zona más que tranquila, de aires pasivos. Allí nuestro protagonista trabaja en los bosques, con gente a su cargo, cuando conoce a Gary (Tye Sheridan), un chico de quince años que se suma a su equipo de trabajo. El joven acarrea problemas familiares, su padre es un alcohólico que lo golpea y maltrata casi continuamente. Entre las figuras centrales comienza a forjarse un vínculo de amistad.
Un film que se recomienda observarlo con paciencia, teniendo en cuenta su andar pausado y la extensión, en muchas oportunidades silenciosa en su intento de generar profundidad, de sus escenas. Dos horas de metraje que quizás podrían haberse resumido en menos minutos, especialmente en determinados eventos que se exhiben en pantalla a partir de la segunda mitad de la proyección.
David Gordon Green nos interioriza mayoritariamente en el drama asociado a malas y conflictivas vivencias familiares. Sin embargo, en leves pasajes incursiona en la crudeza propia de las conductas toscas y salvajes de quienes participan en los hechos. Es aquí donde ese hombre de apariencia vagabunda que compone el desconocido Gary Poulter suscita en el espectador las sensaciones más fuertes de ira e impotencia por su repudiable manera de obrar frente a su círculo cercano y ante quienes se crucen en su andar.
Joe es comparable, en cuanto a dinámica, pulso narrativo y al clima sosegado que prima en la región pueblerina, a aquella muy buena propuesta (superior a esta cinta) denominada Mud, en la que también prestó su presencia Tye Sheridan. Este joven actor, de gran potencial, es una de las razones por las que el relato suena más natural y creíble.
Lo mismo ocurre con Nicolas Cage al servicio de uno de los papeles más logrados en relación a sus últimos trabajos. Si nos remitimos a los comportamientos prácticamente ermitaños y desolados de sus personajes, que a la vez son capaces de desenvainar (según el momento) hábitos casi bestiales, es factible que podamos hallar incluso similitudes con la manera de manejarse de quienes formaron parte de Out of the Furnace. En el mencionado film de Scott Cooper, la atmósfera cansina y entristecida era uno de los elementos que igualmente prevalecía en la historia.
Joe destapa los valores que pueden perdurar en la amistad, los códigos y el respeto, anteponiéndolos a la otra cara de la moneda, esa que deja entrever las miserias humanas, los actos violentos, tan injustificados como irracionales. Llevadera sobre todo en sus primeros sesenta minutos, redondea una performance que con lo justo acumula un puntaje positivo.
3 / 5