Desde que Pixar se acercó a los monstruos han sido muchos los que han pisado el mismo territorio con resultados desiguales. Personalmente, si tengo que elegir un título reciente que haya utilizado algún tipo de monstruo como mecanismo de diversión, me quedo con Monstruos contra Alienígenas, de Dreamworks.
En, Hotel Transilvania, la nueva producción de Sony Pictures Animation, responsable de joyas como Monster House, Lluvia de albóndigas o los últimos dos largometrajes de Aardman, algo falla que hace que la película nunca despegue del todo. Quizás el mensaje, quizás culpa del diseño de algunas de las criaturas, quizás un doblaje que no ayuda a que olvidemos a Sandler & Samberg, lo cierto es que Hotel Transilvania no es lo que esperábamos del genio de Genndy Tartakovsky, el hombre detrás de Las Supernenas, El laboratorio de Dexter o Samurai Jack, propuestas mucho más radicales y estimulantes que esta película excesivamente infantil.
Las canciones feas que, al menos en castellano, nos recuerdan las horribles creaciones del temible Juan Magán, tampoco hacen que los adultos estén demasiado entretenidos durante una proyección destinada a los más pequeños.
Pero no todo son malas noticias en una película que pasa en un suspiro: algunos de los monstruos tienen diseños fabulosos (todos los secundarios y alguno de los principales, los cachorros del hombre lobo… andaluz), hay persecuciones y caídas muy looney tunes y salen ukeleles y pequeños murciélagos con camisa hawaina. Aún así, la película se queda a medio camino entre la locura evasiva y la sobreprotección paternal en unas inútiles tres dimensiones. Eso sí, el chiste a costa de la saga Crepúsculo es formidable.