Corre, porque pasado mañana se acaba el mundo. Desde aquí queremos que estés preparado para el inminente Apocalipsis y por eso vamos a ayudarte con unas pocas películas.
– Hijos de los hombres, de Alfonso Cuarón (2006)
P.D. James nunca me volvió loco. Sus novelas de misterio se me antojaban como muy para madres, pero que una de sus obras haya servido de base para una de las mejores películas de ciencia ficción de los últimos años hace que la respete algo más, aunque creo que seguiré alejado de sus novelas.
Con Alfonso Cuarón me pasaba algo parecido: ni Grandes Esperanzas ni Y tu mamá también, una de las películas que más odio del mundo, no significaban para mí ninguna garantía. Pero mira tú por dónde, Cuarón se pone a rodar como si de verdad el mundo estuviera en proceso de extinción.
Hijos de los hombres es una película perfecta, una pesadilla que se desarrolla durante el proceso de desaparición de los habitantes de la Tierra, un mundo sin esperanza y en guerrilla constante.
Triste pero optimista, con tantas ganas de vivir como lo que está en camino, la película del director mejicano entra en la historia del género por méritos propios, por ese plantel de actores que se comen la pantalla (y tu corazón) y por esas secuencias mágicas, sin cortes, que son un más difícil todavía constante. Una obra maestra.
– Apocalypto, de Mel Gibson (2006)
Para Mel Gibson el mundo empezó a desmoronarse un poco antes que para el resto de seres humanos. Sus problemas con las mujeres, con los judíos, con los coches y con la policía están relegando a la superestrella al puesto que ocupó Robert Downey Jr durante los ochenta y noventa.
Eso sí, la maestría y los dos cojones a la hora de ponerse tras la cámara siguen intactos. Si en La Pasión era capaz de revolver el alma del menos cristiano, con una odisea digna de una porn movie hard, en Apocalypto se pone en la piel (y la lengua) de los mayas, esos chiflados que predijeron que el mundo se acabaría este viernes.
Aquí Gibson centra la historia en la guerra de sacrificios que los mayas llevaron a cabo antes de la llegada de los conquistadores españoles, con sus eclipses y sus extirpaciones de corazón, decapitaciones, partos y demás locuras de la vida salvaje. El fin del mundo en la selva del protagonista de Arma Letal es una de las aventuras más trepidantes, valientes y mejor rodadas de un género tan desaparecido como el mundo en el que se basa.
– 28 días/semanas después, de Danny Boyle y Juan Carlos Fresnadillo (2002-2007)
Horas, días, semanas… qué más da. Solo es cuestión de tiempo. No sé si el mundo se acabará esta semana, pero, si lo hace, casi prefiero que sea a la manera de Mel Gibson. Y no estoy hablando de que nos arranquen el corazón, me refiero a esperar que unos tíos más preparados, aunque dudo que en este caso sean españoles, nos pongan en nuestro sitio.
El infeccioso díptico de Danny Boyle y Fresnadillo es un Apocalipsis rabioso, más en la onda de Romero y el terror puro que en la ciencia ficción. A pesar de todo, los toques realistas, las acciones de radicales grupos ecologistas y la asombrosa facilidad con la que una cámara digital (o veintinueve) muestran los lugares que conocemos totalmente devastados, las fantásticas bandas sonoras y el voraz frenesí de los momentos más extremos consiguieron que ninguno olvidemos las aventuras de estas pobres gentes enfrentadas.
– WALL-E, de Andrew Stanton (2008)
Pixar las mata callando y propone una Tierra abandonada, llena de basura, y envía a los humanos a vivir al espacio para engordar y atrofiarse (más).
Un pequeño y valiente robotito de limpieza comenzará la odisea de repoblar el planeta cuando aparezca una pequeña planta.
Debajo de su disfraz de peli de dibujos para los peques, la obra maestra de Pixar provoca un pequeño desasosiego placentero en el espectador adulto, sobre todo en el pasado de kilos sedentario que casi todos, más o menos, somos desde hace tiempo. Bueno, Messi no.
Esto es cine mudo y no The Artist.
– Idiocracia, de Mike Judge (2006)
El creador de Beavis & Butt-head cuenta en Idiocracia algo parecido a lo que pasó antes de que los humanos de WALL-E abandonaran la tierra. En el país de los imbéciles, el menos idiota es el rey.
Descongelado accidentalmente en un futuro distópico, un homre ordinario descubre que el mundo se ha convertido en un terreno dominado por imbéciles. La telebasura, la obesidad y el mongolismo son los que mandan, por lo que este pobre diablo se ha convertido en ser humano más inteligente del planeta.
La civilización, por así decirlo, le dará carta blanca para intentar volver a poner las cosas ante la inminente hambruna.
Sin apenas apoyo de su productora (Fox), que probablemente se sintiera tan insultada como el resto de norteamericanos que pasaron de la película, la cinta de Mike Judge se ha convertido en una película de culto y en una más que probable posibilidad. Menudo bajón, pero qué risas.
Última actualización: 19/12/2012