Esta temporada de Homeland está llegando a su fin y, esta semana, nos presenta un capítulo en el que da un paso adelante e hilamos las tramas en torno a una misma persona, erigido como gran malvado de la serie en este momento, y cuyos movimientos traen de cabeza y ponen en peligro a algunos de nuestros protagonistas. El recap del episodio anterior aquí. ¡Alerta spoiler!
Carrie
El momento del reencuentro entre Mathison y su hija está cerca pero todavía no. La cita tiene que suspenderse de repente debido a una fiebre que afecta a Franny, nada grave pero que tendrá que esperar al diagnóstico de un médico, lo que retrasa el asunto. Bueno, es una lata y parece algo no fuera de lo común. Pero lo es.
Porque Carrie, nada más llegar al lugar en el que le esperan para testificar contra Dar Adal por todo el asunto de Berlín, tiene que escuchar cómo el conductor menciona la situación, un señor que encima resulta que no ha mandado nadie a por ella. Por supuesto, no llega a decir ni una palabra y sale espantada asegurando que ha cambiado de opinión: se da cuenta de que aquello es cosa de Dar.
Que Mathison se eche atrás es algo que no cabe en la cabeza de la futura presidenta, aunque termina deduciendo que tiene que ver con su hija. Keane ya no disimula con Adal, con quien tiene una nueva reunión en la que él le presenta al fin unos nombres para su gabinete que no convencen en absoluto. Las cartas sobre la mesa, la discusión rezuma tensión y termina con la presidenta electa prometiendose que le meterá en la cárcel.
Dar Adal
La reunión termina ahí pero Adal hace su siguiente movimiento segundos después, dando permiso a O’Keefe para que suba a internet el vídeo manipulado sobre el hijo de Keane. La futura presidenta se echa la culpa de aquello, por haber hablado públicamente de Andrew, y desoye a sus asesores que le cuentan que pase del tema. Ella prefiere dar la cara y concierta una rueda de prensa.
Casualmente, Carrie recibe una llamada de disculpa de Servicios Sociales: no era Franny sino otra niña la que estaba enferma, y consigue reencontrarse con ella. Punto para Dar Adal en esto, que llega al edificio misterioso donde O’Keefe le cuenta que su plan es todo un éxito: a las miles de visualizaciones del vídeo hay que sumar toda la opinión que sus trabajadores allí concentrados están vertiendo a internet.
Max se da cuenta de su presencia y consigue grabar un vídeo con un móvil, minutos antes de que le cacen y se lo lleven de allí. Y viendo lo ocurrido al agente Conlin… ¿correrá mejor suerte que él?
Saul
Si Mathison no va a declarar, podría hacerlo Saul. Pero no va a pasar. ¿Cuántas veces hemos visto a Berenson andar rápido por la calle mirando hacia atrás cada 10 segundos? Unas cuantas. Harto de ello, ha decidido desaparecer. Lo hace utilizando amistades personales, y termina en una base de operaciones secreta donde le consiguen dinero y todo lo que necesite para salir del país.
Antes decide encontrarse con su exmujer, a la que lleva en un periplo de coches e indicaciones hasta el lugar donde se encuentra él, y todo para darle la noticia de que -si bien hace años que no se encuentran- a partir de ese momento será todavía más difícil. Le avisa de que, por supuesto, los servicios secretos tocarán su puerta preguntando por él.
Pero puede que haya esperanza, porque algunas palabras de su exmujer le hacen salir de allí y dirigirse a casa de Carrie, que no está pero da igual porque él entra. Después de llamarla para contarle que tienen que verse, empieza a escuchar un ruido que le desplaza al piso superior y a abrir una puerta cerrada con llave repleta de papeles y noticias, por todos lados, en uno de los famosos esquemas de Mathison con sus colores y todo; acerca de Sekou, Conlin y Keane, claro.
El pitido sale de un ordenador, que avisa en su pantalla de la recepción de un nuevo mensaje: se trata del vídeo que graba Max, que Saul ve una y otra vez intentando buscarle sentido. ¿Es éste el principio del final de Dar Adal? ¿Cambiará Berenson de opinión y estará dispuesto a arriesgarse por la verdad?
Quinn
La semana pasada dejamos a Quinn siguiendo la pista del matón de Dar Adal, y haciendo caso a las indicaciones del GPS no solo parece moverse en el espacio sino también en el tiempo. La voz que le indica hacia donde moverse le conduce a una cafetería que le resulta familiar, incluso reconoce a la camarera.
Se dirige a una casa cercana que parece que hace mucho que no visitaba, en ese momento vacía, y su memoria le permite recordar dónde hay oculta una llave e incluso el código de seguridad de la alarma. Nada más entrar al salón la serie nos lleva a un flashback en ese mismo lugar, donde años atrás un joven Quinn se encontraba con un grupo de gente, todo en apariencia muy secreto. A las órdenes del grupo estaba el general McClendon (Robert Knepper), en la actualidad en el equipo de Keane.
Una vez vueltos al presente, Quinn tiene que esconderse porque llega un grupo de señores, a hacer lo mismo que hacía él allí años atrás, cosas secretas. Termina escondido en el garaje, donde encuentra una furgoneta de la misma empresa de la que conducía Sekou cuando la suya explotó.
Al final del capítulo, Quinn manda a su amiga Clarisse en busca de Carrie, que le encuentra en el edificio frente a la casa de la furgoneta rifle en mano. La sorpresa de Mathison solo va en aumento: Quinn está libre, ¿y que McClendon qué? Y todavía no sabe lo de Astrid. Nos espera un final de temporada altamente revelador. ¿No creéis?
Última actualización: 27/03/2017