El nuevo capítulo de Homeland está dirigido por Alex Graves, reconocido director de Juego de Tronos o El ala oeste de la Casa Blanca, y tenemos un poco de todo. El recap del capítulo anterior aquí. ¡Alerta spoiler!
Protocolo
Después de la explosión en el centro de Nueva York de la semana pasada que le costaba la vida al pobre Sekou, la ciudad está en alerta. La futura presidenta Keane es subida sin más opciones en un helicóptero, y ni siquiera le permiten acompañarse de su equipo, ni su mano derecha Rob. Termina en una casa en medio del campo, sola, por culpa de un “protocolo” que no termina de convencerla. Pide un televisor varias veces, y aunque le aseguran que están trabajando en ello, no termina de llegar.
¿Sospechoso? Demasiado. Por supuesto todo nos cuadra cuando aparece por la puerta Dar Adal, que muy amigable se presta al servicio de Keane y le entrega un telefono movil con el que pueda comunicarse (entendemos que, tratandose de él, estará más que intervenido).
La sonrisa de Adal se debe a dos cosas, basicamente: la primera es tener a la futura presidenta allí aislada de todo, la segunda es contarle que el “terrorista” estaba en libertad gracias a Carrie Mathison y algún tipo de tejemaneje suyo. Termina asegurando que puede que ella fuese el objetivo de aquella bomba, que explotó algunas manzanas de dónde ella estaba. ¿Cambiará esto la percepción de Keane sobre Carrie?
Lo mejor del capítulo viene al final, cuando la presidenta electa escucha una televisión a lo lejos. Entra en la habitación de Marjorie, encargada de servirla en aquella casa, y mientras mira fijamente la pantalla se da cuenta de que la tienen encerrada allí. La han incomunicado, con su equipo y con la prensa. Y ni siquiera le han dejado una televisión para informarse de lo ocurrido. Qué ganas tengo de ver a Elisabeth Marvel como Presidenta y que los mande a todos a Guantánamo o algo. GO GIRL!
¿Secuestro?
Carrie no termina de creerse que fuese Sekou el que conduciese esa furgoneta y, mucho menos, que su intención fuese atentar. Conducía él, de lo otro no estamos tan seguros. Con tal de ayudar a la familia del joven, Mathison deja a su hija a cargo de Quinn, al menos mientras llega Latisha (Elena Hurst), la niñera. ERROR.
Llegada a casa de Sekou, Carrie se enfrenta a Conlin sobre la grabación filtrada que ha llevado a todo esto, una grabación que en seguida sabemos que apareció de la nada. Porque Mathison se pone en contacto con el señor que supuestamente se la hizo llegar, pero no fue él. Al principio pensamos que trata de taparse, pero no no, que no fue él. Alguien quería a Sekou libre (y seguramente muerto), y por eso le mandó a Carrie la cinta. ¿Pero quién?
Llama directa a Conlin, pero de repente esa información pasa a un segundo plano cuando se entera de que hay un secuestro en casa de Mathison. Resulta que Quinn ve en televisión restos de la furgoneta que conducía Sekou y se da cuenta de que es la empresa que espió la semana pasada. En la puerta de casa se agolpan un montón de periodistas, y también exaltados que empiezan a lanzar piedras. Quinn se ve en peligro y decide mandar a Franny y la niñera al sotano mientras dispara por la ventana (lo normal en estos casos).
La policía piensa que se trata de un secuestro, y los tejados se llenan de francotiradores intentando abatir a Quinn. No dejan acercarse a Carrie, que no para de avisar que Quinn es un experto y habrá muertos y no serán él. Y tiene razón, porque incluso cojeando Quinn es capaz de evitar que entren en la casa y consigue atrapar a uno de los agentes. Menos mal que Carrie consigue hacerle entrar en razón, aunque ella le pidió que protegiese a su hija y mira, justo eso ha hecho.
A Quinn se lo llevan, pero al menos sacamos algo de todo esto: Mathison consigue ver las fotos de la pequeña investigación que lleva Quinn entre manos, incluso las que sacó en la empresa de mensajería. Se da cuenta de que su ex compañero tenía razón y en el piso de enfrente les pueden estar espiando. Y entonces todo coge un tinte conspiranoico bastante evidente.
Última actualización: 21/02/2017