En Gotham no pueden estar ni una semana sin introducirnos a un malvado nuevo. No comentamos el capítulo número ocho (my bad), pero en esta novena entrega de la tercera temporada de la serie lo vamos a solucionar. El recap del episodio siete aquí. ¡Alerta spoiler!
Ivy
La reaparición de Ivy en la serie ha sido un poco extraña. Un capítulo cae por una alcantarilla, y el siguiente han pasado por ella algunos años, y se dedica a matar a gente que maltrata a sus plantas. Sigue robando, no os creáis, pero lo hace mucho más sutilmente, encandilando a señores ricos con sus recién estrenados encantos. Muy mal que su último robo, a un anticuario, saliese mal. Ahora acude a Selina buscando ayuda, aunque ella tarde unos segundos en reconocerla. Bruce también está presente, porque la serie va de él y tiene que salir.
La guarida de Selina, poco después, es asaltada por dos señores con ballestas, que aparentemente van buscando el collar que Ivy le mangó al anticuario. Un collar con una esmeralda como una mano de grande. El plan es simple cuando eres millonario: Bruce le compra el collar a Ivy y tratan de devolverlo. Porque ella no quería quedarse sin su premio.
El problema es que al anticuario le encuentran muerto con una ballesta en un ojo, lo que complica las cosas. Y, además, la “esmeralda” esconde en su interior una llave misteriosa. Como sea, los de la ballesta encuentran en la guarida de Selina un recorte de periódico sobre la muerte de los padres de Bruce. Muy bien ahí. ¿Son de la Corte de Búhos u otros?
Todo sea por amor
El capítulo anterior fue algo inesperado. Después de que Isabella, el nuevo interés amatorio de Nygma, se pusiera aquellas gafas suyas de repuesto idénticas a las de la muerta Kristen, pensaba que a Ed le daría otro impulso y la mataría. Pero no. Cuando es Pingüino el que le transmite que tiene que pasar página y ella se da cuenta de que al alcalde también le gusta Nygma, pensaba que la mataría. Pero no.
Lo que pasa es que Isabella está loca. Está loca y loca por Ed, y por eso se disfraza muy certeramente de Kringle, y no, él tampoco la mata entonces. En una cosa, sin embargo, si acerté: Isabella no terminaba el episodio viva, pues Pingüino mandó sabotear los frenos de su coche, que terminaba empotrado por un tren (que también es casualidad).
Al alcalde, sin embargo, le surgen los problemas cuando Ed decide despedirse de Isabella en la escena del accidente y allí, después hablar con un testigo –ciego- empieza a pensar que no fue un accidente. Investiga hasta encontrar el sabotaje en el coche de su amada. Y solo falla en una cosa, el sospechoso número uno de Nygma es el desaparecido Butch. Y Pingüino, por supuesto, acepta la tarea de ayudarle en su venganza. Todo sea por amor.
Justicia
El otra vez jefe de Jim, Barnes, se vuelve tarumba del todo en este capítulo. La sangre de Alice Tetch se vuelve incontrolable en su interior y, si la semana pasada ya se tomaba la justicia por su mano, en esta ocasión repite. El veneno en la sangre del jefe de policía tiene unos efectos curiosos: le hace repartir “justicia” a cada criminal que reconoce. Y Gordon tiene en la memoria el testimonio de aquel cirujano que salió volando de la fiesta de compromiso de Lee, incriminándole directamente.
Cuando Barnes le pilla husmeando en su despacho, la situación se precipita. Así que minutos después, solos los dos de camino a detener a un señor, ya sabemos que se va a liar parda. Barnes sabe que Jim lo sabe, y la tensión se nota en el ambiente. El jefe, convertido en una especie de El Juez, no deja pasar ni dos minutos entre acusación y sentencia. Cuando, de repente, cambia de objetivo y apunta directamente a Jim, se destapan las cartas sobre la mesa.
No os penséis que al principio Barnes quiere matar a Gordon. Sabe perfectamente que el pasado más cercano de Jim dista mucho de impoluto (solo hay que ver la segunda temporada), así que por qué no unirse a él en su plan de limpieza criminal de la ciudad. La negativa del policía, sin embargo, hace cambiar las tornas: Barnes le acusa de matar a ese señor y pone a la policía en su búsqueda, mientras él mismo le sigue arma en mano.
Menos mal que Gordon consigue llamar a Bullock, que junto a Lee se inventa una verdad, que el jefe está infectado con el virus. Finalmente consiguen capturar a Barnes, que termina con una camisa de fuerza en Arkham. ¿Quién ocupará ahora su puesto? ¿Será verdad que el despacho del jefe de policía está maldito?
Última actualización: 15/11/2016