Gotham ha vuelto. Bueno, Gotham siempre estuvo ahí, somos nosotros los que volvemos. Después de una primera temporada donde la serie tuvo sus altibajos (aunque supo aguantar el tipo), el retorno a las pantallas presenta un escenario algo diferente, con un gran secreto descubierto y una notada ausencia (la de Fish Mooney, lo cual nos entristece).
En el último capítulo que pudimos ver, Barbara se descubría como la mujer psicótica –algo que ya intuíamos- que había asesinado a sus padres, mientras Fish Mooney caía al vacío desde una altura nada saludable y el joven Bruce se topaba de bruces (lo siento) con una gran cueva misteriosa bajo su mansión. Necesitamos muchas, muchas respuestas. ¿Todo listo? ¡Alerta spoiler!
Secretos
El padre de Bruce guardaba secretos. Así lo atestigua la puerta de seguridad que aparece detrás de la chimenea de su despacho. El joven (visiblemente más alto desde que empezó a bajar las escaleras) y su fiel mayordomo tratan de entrar, por supuesto, para desvelar este misterio, pero desconocen la combinación de seguridad y ahí queda la cosa.
Aunque la serie no pierde el tiempo y nos pone al día en seguida. La relación de Leslie y Gordon va viento en popa, y eso que él ahora se dedica a controlar el tráfico. Bullock ya ni siquiera es policía y trabaja en un bar. Y Pingüino, bueno, ahora tiene su propia familia mafiosa, con Victor y Butch como subalternos; y Selina en el equipo. Pero atención, porque se produce un encuentro inesperado: Barbara termina en Arkham, compartiendo paredes con Jerome (a todas luces futuro Joker). ¿Surgirá el amor?
El encuentro entre Barbara y Jerome me encanta. Porque a él se le ve interesado en incorporarla a su equipo (comandado por Richard Sionis, la Máscara, ya conocido por nosotros), pero ella se entretiene ojeando los argss del Cuore como si nada. Tienen muchas cosas en común: los dos les dieron matarile a sus progenitores y, además, ambos están locos de la cabeza. Las cosas como son, Cameron Monaghan clava su papel. Barbara necesita un teléfono, y Jerome se presta a ayudar.
Con el teléfono, llama a Gordon y le asegura que ella no atacó a Leslie, ni le contó que mató a sus padres. Imaginaos que tiene razón, imaginaos la estampa. Pero no, porque aquello lo vimos. ¿No? Y Barbara está loca, ¿verdad? Sí, un minuto después llama a la propia Leslie y le asegura que le desea lo peor.
Promesas
En este episodio también nos presentan a nuevos malvados. Desde el principio podemos ver a un señor vestido de ninja beber un brebaje azul que le entrega su trajeado “amo”. ¿Ya empezamos con los frikismos desde el principio, Gotham? Se trata del millonario Theo Galavan (James Frain), que obsequia al pintoresco Zaardon (David Fierro) con poderes para que haga el mal.
Por supuesto, Zaardon se topa con Jim y no tarda en reducirlo, lo que hace que el señor se pregunte por qué el brebaje de su amo no ha hecho efecto. Gordon detesta sus actuales quehaceres y les quejas por su actitud llegan a Loeb y nada puede hacer la capitana Essen por ayudar. Jim se vuelve a quedar sin trabajo.
Pero policía se nace, no se hace. Y está claro que Gordon necesita volver al cuerpo. Si no puede hacerlo por lo legal, tendrá que volver por lo ilegal: con la ayuda de Pingüino. Su relación es estrecha desde el principio, ¿verdad? Y tiene gracia lo mucho que se han buscado a lo largo de lo que llevamos de serie. Pingüino ya sabe, de hecho, lo que quiere de él. Pero a cambio del despido de Loeb y la vuelta a su puesto, el mafioso quiere que haga algo.
Hoy por mí
Oswald tiene un problemilla con un señor que le debe dinero, Ogden Barker, que se niega a pagar la deuda que contrajo con Falcone. Aunque tentadora, Jim rechaza pasar por ahí. Y después de la visita de rigor a su ex compañero Bullock, se dirige a la mansión Wayne a disculparse con Bruce: ya no podrá cumplir su promesa de encontrar al asesino de sus padres. Bruce, sin embargo, parece demasiado ocupado con el tema de la puerta secreta de Thomas Wayne.
Aunque parezca mentira, el joven Bruce da con la tecla y le asegura a Gordon que, a veces, el camino correcto es el camino feo. Y que tal vez debiese aceptar la propuesta de Pingüino y buscar el bien mayor, aunque sea empañando un poco su propia moral. Y Gordon acepta el trabajo y va en busca de Ogden (Otto Sanchez), al que roba el dinero y termina matando. Matando sin ser policía, Jim al borde de la ley.
Por supuesto, Pingüino termina enterándose de las consecuencias de la recuperación de aquel dinero, pero Gordon no tendrá que preocuparse lo más mínimo: ya se encargará él de que aquel muerto quede sin investigación. Es decir, que le debe otro favor a Pingüino. El mafioso cumple y se presenta en casa de Loeb, instándole a retirarse. Con la cabeza de uno de sus guardias en la mano, aquello funciona; Essen toma su puesto y Jim vuelve al cuerpo de policía de Gotham.
La banda del crimen
Jim tendrá trabajo, sin duda: Zaardon llega a Arkham y entonces empieza a lanzar humo azul, en plan bomba humana de humo. Deja inconscientes a los internos, mientras una mujer misteriosa, enmascarada y en coleta, irrumpe en el lugar y se lleva a seis de los presos. Entre ellos, a Barbara, Jerome y la Máscara. Aquella mujer misteriosa es Tabitha (Jessica Lucas), hermana de Theo Galavan.
El propio Theo les comenta que van a formar una especie de Liga de la Injusticia y empieza a bailarle el agua altivamente a Barbara, lo que hace enfurecer a la Máscara, presa de un ataque de celos. Por supuesto, Richard no dura nada y muere a manos de Tabitha. Por rechistar.
Otro que está casi listo a apuntarse a las maldades –aunque por solitario- es Nygma, que ya está loco del todo. Habla con otro él a través de los espejos, al que trata de convencer de que lo suyo con Kristen Kringle es imposible. Sin embargo, Nygma ya dio pasaporte a aquel policía que la pretendía, y tiene toda la pinta de que aquello fue un paso que ya no va a volver a dar para atrás.
Tienes que elegir
A Bruce se le ocurre que lo mejor para abrir la puerta es con una bomba casera, con lo que tienes por casa, en plan Bricomanía. Aunque Alfred trata de persuadirlo y asegurarle que, tal vez, no esté preparado para lo que pueda encerrar esa puerta. No le hace caso claro y lo consigue, la puerta cede ante la explosión y logran entrar en el lugar más sucio de la Tierra.
Entre ordenadores polvorientos, libros y lupas, se encuentran una carta escrita por Thomas dirigida a su hijo. Le cuenta que se sentía en peligro y que el código de acceso era BRUCE. BRUCE. La madre que lo parió. Y el otro echando mano de una bomba. Le cuenta también que desde que él nació se convirtió en un hombre mejor, lo que le hizo preguntarse si su empresa se ceñía a esa buena voluntad personal (obviamente, no).
Thomas Wayne, desde el más allá, le da un consejo vital a su vástago y heredero: “No puedes tener a la vez felicidad y la verdad. Tienes que elegir. Espero que elijas felicidad, a menos que recibas una llamada, una verdadera llamada”. La llamada del murciélago, me atrevería a adelantar.
Opinión
¿Qué os ha parecido este primer episodio de la temporada? Sin duda, deja un mar abierto de posibilidades. Me gustaría recalcar algunos aspectos importantes. Empiezo, por supuesto, por Jim. Se ha convertido en uno de esos policías que él mismo perseguía: los de pasado turbio y contactos con la mafia. Sin embargo, creo que sus preocupaciones tienen ahora un nombre claro. Su ex novia psicópata anda suelta y su actual pareja corre peligro.
El asunto de este Equipo A del mal que se ha montado Galavan debe de tener algún fin, aunque todavía no lo vislumbremos. Por supuesto, Jerome va a empezar a hacer de las suyas, y más ahora que tiene apoyo monetario y de equipo. Ojalá se compren unos trajes a juego, en plan Los Increíbles.
Por último, señalar el gran cambio en Bruce. Y no el físico, sino en actitud. Ha dejado de ser el niño rico a ser el adolescente rico que ya sabe que su padre tenía secretos, pero que eran verdades. Y tenía sospechas, y se hicieron realidad. Por supuesto que el joven Wayne elegirá conocer la verdad de todo el asunto, aunque aquello le lleve a la infelicidad.
Puntuación: 8
Última actualización: 22/09/2015