Cuatro días de festival de Sitges 2012 y al fin he conseguido tiempo para escribir y comentar cómo están saliendo las cosas.
El pasado jueves, día de inauguración, debutamos a lo grande con la inesperada sorpresa de The Bay, una película en la que no confiábamos demasiado, con veterano director dando palos de ciego en el género del horror puro y duro, pero solo a priori. Barry Levinson firma con garra y nervio y muy mala uva un breve y directo ejercicio de horror intenso, violent y feroz.
Buen presagio para el resto del festival… hasta que llegó V/H/S, una antología de terror de la que esperaba algo más que un enorme catálogo de directores macarras haciendo lo que les da la gana en todo momento. Anárquica y ruidosa, pero también muy irregular, no soporta sus largas dos horas de duración, divididas en cinco segmentos, todos en formato found footage pero con resultados desiguales.
Holy Motors ya va mucho más en serio. Leos Carax propone otro viaje en limusina -como en la Cosmopolis de Cronenberg- en la película más compleja y marciana que hayamos visto en mucho tiempo. Aires de Alps, personas que se ganan la vida viviendo, reviviendo o incluso quitando las de otros, un entreacto musical absolutamente delirante y mucho amor por la interpretación en un tour de force inolvidable, cortesía de Denis Lavant, con todas las papeletas para ganar todos los premios individuales allá donde vaya la película.
Compliance, un drama intenso en formato de thriller dentro de una habitación, fue una de mis primeras decepciones de la sección oficial. Basándose en un supuesto hecho real, la película narra la vejación y la humillación a la que es sometida una joven empleada de un restaurante de comida rápida. La premisa es interesante, pero a los quince minutos de película ya está demasiado estirada y aún falta mucho para llegar a un final intrascendente. Mejores intenciones que resultados para ella.
El sueño de la siesta se despejó con la locura presentada por Don Coscarelli: John dies at the end es una aventura trepidante protagonizada por dos drogatas que se dedican, más o menos, a cazar fantasmas. Un canto de amor a la droga y la chanza llena de detalles de otras épocas y que se convierte por momentos en una puesta al día de Las alucinantes aventuras de Bill y Ted. Y nosotros no tenemos nada en contra del bilitedismo, claro.
Mañana otro avance con más películas del Festival de Sitges 2012.
Última actualización: 16/10/2012