Parece que fue ayer cuando estábamos haciendo planes para empezar a hacer más ejercicio, leer más libros y menos twitter, o mejorar nuestro nivel de inglés para dejar de ser un español más con nivel medio —es decir, sin pajolera idea—. Pero ya hemos consumido cuatro meses de este 2016. La mayoría de nosotros, no hemos cumplido ninguna de las promesas que nos habíamos hecho esta última nochevieja mientras nos desabrochábamos con disimulo el pantalón por debajo de la mesa tras la pantagruélica cena, al tiempo que hacíamos como que nos importaba algo la opinión de nuestro cuñado sobre los resultados de las Elecciones Generales del 20 de Diciembre.
Para paliar la mala conciencia por haber tirado a la basura el primer cuarto de 2016, siempre nos quedará eso tan español de: “mal de muchos consuelo de tontos“. Nuestro mejor amigo sigue siendo tan pesado como siempre, nuestra suegra sigue odiándonos, y Josep Pedrerol sigue sembrando el terror en el control de realización de sus programas. Incluso nuestros políticos se han tomado con calma estos primeros meses de año y, como consecuencia, en Junio los ciudadanos tendremos una nueva cita con las urnas para celebrar una nueva fiesta de la democracia.
¿El fin de la humanidad?
¿Hemos perdido toda la humanidad el tiempo en estos primeros meses de 2016?. No, existe un estudio de cine radicado en Burbank, California, que ha iniciado 2016 con más celeridad, que la de un adolescente cuando se levanta de la mesa justo antes de que sus padres le digan que ayude a recogerla. Hablamos de Disney, que podría tener en 2016 el mejor año de su historia, al menos en lo que a la taquilla se refiere. Una afirmación así podría sonar temeraria y hacer pensar al lector —siempre ávido de trollear—, que servidor está siendo un poquito sensacionalista.
¿Is this the real life?
Podría parecer que este artículo es un burdo intento de ganar unos cuantos cientos de miles de visitas para justificar el indecente —no diré si en sentido positivo o negativo— salario que esta web, indiscutible referencia sobre el mundo del cine en nuestro país, paga a sus redactores. Pues no, amigos. Porque en un inesperado —e impropio de mi— giro, voy a abandonar la literatura barata, la divagación mediocre, la disertación vacua con la que os he castigado en estas primeras cuatrocientas noventa y una palabras. Voy a imaginar que en estos momentos no estoy sentado en la redacción de cines.com. Intentaré que mi mente obvie que Antonio Orran está escribiendo justo enfrente de mi, mientras se come un trozo de pizza fría, un artículo en el que analiza por qué la fase 9 de Marvel será mejor que la 8, pero peor que la confluencia en una nueva trilogía (protagonizada por Theo James), del multiverso DC. Voy a dar lo mejor de mi —lo cual tampoco significa gran cosa—, para explicarte a ti, amable lector, que empiezas a dudar si este artículo es en serio o un borrador para ser publicado el próximo 28 de Diciembre, por qué Disney va a vender casi el 50% de las entradas de cine este año. Y lo haré con rigurosidad e imparcialidad, aportando datos y cifras. Como si, resumiendo, fuese un periodista de Intereconomía. O Francisco Marhuenda cuando piensa la portada del día siguiente de La Razón. Pero lo haré en una segunda parte de este artículo que publicaré en breve.
Epilogo
La decisión de dividir este artículo en dos partes no responde a ninguna maniobra destinada a aumentar la expectación —o el hype como dicen los modernos—. Simplemente Apple ha reinventado el teclado. Y el mío está a punto de quedarse sin pilas. Así que voy a bajar al chino que tenemos en la esquina de la calle a comprar unas pilas nuevas y, como decía Schwarzenegger en Terminator: “volveré“. Espero que los lectores no emuléis también al inolvidable interprete de clásicos del séptimo arte como: Poli de guardería o Junior y me digáis: “sayonara, baby“.
Última actualización: 15/05/2020