Los nuevos capítulos de El Ministerio del tiempo continúan haciéndonos disfrutar de una serie en la que no sólo encontramos referencias cinematográficas, sino que los pequeños detalles, la calidad de las imágenes y la credibilidad de escenarios y personajes la convierten en un referente de la ficción nacional. Además, con una audiencia de 2.675.000 de espectadores y un share del 13,4%, esta serie creada por Javier Olivares sigue contando el respaldo de sus fieles seguidores.
En este décimo capítulo de El Ministerio del tiempo titulado “El tiempo en sus manos”, mientras Irene investiga a dónde se ha marchado Julián, Amelia y Alonso conocerán al que será su nuevo compañero, Pacino, un peculiar policía llegado de los años 80. Pero su presentación no será nada fácil ya que ha aparecido en el 2016 a través de una puerta escondida en un armario y siendo acusado de asesinato. Si quieres saber al detalle lo sucedido, sigue leyendo pero ¡¡alerta spoiler!!
El asesino del armario
Comenzamos el capítulo en Madrid en el año 1981, donde un policía apodado Pacino -en referencia al actor Al Pacino por su gran parecido con uno de los personajes interpretado en una de sus películas- acude a un aviso en un edificio de la madrileña calle Antonio Grilo -una elección meditada por los guionistas por los continuos asesinatos que se han cometido en ese lugar a lo largo de los años-. Al llegar al tercer piso, Pacino se encuentra con un hombre que está a punto de asesinar a una mujer, madre de un niño que presencia la acción en todo momento.
Pacino intenta evitar que el hombre, de nombre Francisco Morán, asesine a la mujer, pero es golpeado en la cabeza y cae aturdido al suelo, momento que aprovecha el asesino para robarle el arma. Sin poder moverse, el policía presencia la muerte de la víctima, al mismo tiempo que ve cómo el asesino se introduce dentro de un armario. Cuando es capaz de reaccionar, Pacino abre la puerta con el objetivo de encontrar a Francisco escondido pero, para su sorpresa, el armario está vacío. Al entrar aparece en otro lugar completamente distinto, un bar del año 2016 donde es detenido por la policía.
Bienvenido, Pacino
Sin entender nada de lo que está pasando, la policía entrega a Pacino al Ministerio del tiempo. Una vez allí, Salvador le explica que es un asesino buscado desde el año 1981 y que ahora se encuentra en el 2016. Pacino no comprende nada de lo que le explican pero sí sabe que no es ningún criminal y que sólo siguió al verdadero asesino por la puerta de un armario hasta llegar a donde se encuentra. Creyendo en sus palabras y tras averiguar que tiene razón y que existe una segunda persona viajando a través de la puerta del armario, Salvador le enseña y le explica el funcionamiento del Ministerio.
Poco a poco Pacino empieza a atar cabos y explica que ya conocía de la existencia de la puerta del armario porque varios años atrás su padre presenció cómo un asesino huía a través del mismo mecanismo. Por aquel entonces su padre comentó lo sucedido con sus compañeros y los altos cargos de la policía, pero rápidamente fue tachado de lunático y perdió todo el prestigio en el cuerpo policial. Sin poder aguantar tanta presión, el padre de Pacino acabó suicidándose, cosa que su hijo nunca ha sido capaz de superar y menos sabiendo que decía la verdad.
Gracias a las cámaras de seguridad y con una estrategia bastante simple, la patrulla encabezada por Alonso y Amelia logra hacer que Morán caiga en una trampa y llegue por la puerta del armario hasta el mismo Ministerio, siendo detenido e interrogado. Tras conversar con él averiguan que son más de una decena las mujeres que ha asesinado y en un cara a cara con Pacino, el criminal le pide que viaje hasta el 8 de mayo de 1886 para matar a su padre si quiere impedir todas las muertes.
Jugando con el tiempo
Con el caso dado por zanjado y con Pacino como nuevo trabajador del Ministerio y sustituto de Julián en la patrulla de Amelia y Alonso, cada uno vuelve a sus respectivos hogares hasta que sean avisados para ayudar en un nuevo caso. Sin embargo, Pacino no es capaz de obedecer las órdenes de sus nuevos jefes y decide hacer caso a Morán y viajar hasta el siglo XIX, pero no sin antes hacer creer a Salvador y al resto que ha ido a 1946, momento en el que su padre se encontró con Morán.
Para intentar evitar que Pacino modifique la Historia, Amelia y Alonso viajan hasta 1946 y llegan al piso del edificio de la calle Antonio Grilo, donde encuentran a Morán a punto de asesinar a una mujer. Al encontrarse con el criminal se sorprenden por no hallar a Pacino en la escena y al intentar que Morán no mate a la mujer y que escape antes de que llegue el padre de Pacino, el asesino coge como rehén a Amelia, amenazando con matarla a ella.
Mientras Amelia y Alonso han acudido en busca de su compañero y ahora lidian con el asesino, Pacino llega hasta 1886, justo cuando el padre de Morán amenaza a su madre e intenta asesinarla, todo bajo la mirada del propio Morán que se encuentra asustado escondido en el armario. Pacino entra en acción y logra evitar la muerte de la mujer, asesinando a su marido y cambiando así el destino del pequeño Francisco Morán, salvando la vida de Amelia y la de todas las víctimas que ahora sobrevivirán en un futuro totalmente modificado.
Hasta ahora siempre habíamos seguido la serie con la premisa de que la Historia no debe ser cambiada, a excepción del hijo y la esposa de Alonso o el marido de Angustias, la patrulla ha luchado por mantener la Historia intacta, pero el acto cometido por Pacino ha sido toda una sorpresa que ha roto la premisa esencial de la serie. Está claro que la vida de Morán y Pacino cambió por completo pero, ¿por qué sigue Pacino en el Ministerio como si no hubiese sucedido nada? ¿No debería de haber cambiado también su futuro? Es un paradoja que rápidamente ha sido resuelta por Javier Olivares, quien explica que han querido arriesgar y jugar con los códigos temporales, sin olvidarnos de que “las emociones están por encima de los códigos y nuestra regla es saltarnos las reglas”.
Última actualización: 23/02/2016