Netflix llegará a España con el otoño, pero lleva tiempo establecida en media Europa, cada vez con más contenido subtitulado -pasé del americano al belga y el shock inicial fue duro y con subtítulos en flamenco- y con todos los contenidos exclusivos, algo que en España no podrá ser ya que series como House of cards y Orange is the new black pertenecen a Canal Plus.
La primera de las cuatro series que la cadena rodará para Marvel ha sido la violenta y nocturna Daredevil, personaje creado por Stan Lee y Bill Everett, el primero en llegar a la cadena. Y no ha empezado con mal pie, renovada para una segunda temporada donde El Castigador -interpretado por Jon Bernthal, de The Walking Dead- jugará un papel importante después del rumor que involucraba a Jason Statham como Bullseye, rumor que el propio actor se ha encargado de pulverizar con recientes declaraciones. Las próximas en llegar serán Jessica Jones -esposa de- Luke Cage y Puño de Hierro, cuatro series que se localizarán y entrecruzarán por las calles de la Cocina del Infierno neoyorquina.
Los trece episodios que forman la primera temporadase mueven entre los orígenes y la infancia de Matt Murdock y su actual vida como abogado humilde junto a sus compañeros Foggy Nelson y Karen Page, metidos hasta la médula en un turbio asunto frente a Wilson Fisk, un misterioso hombre de poder que maneja la ciudad a su antojo.
La jugada de Netflix está clara, había que crear un universo similar al que Marvel tiene en el cine, y para ello no parecía adecuado convertir la serie en una sucesión de casos autoconclusivos. Esa paciencia también exigirá al espectador, que a buen seguro se verá recompensado en el nivel visual. Daredevil está llena de peleas espectaculares -me pregunto qué tramarán con Iron Fist, hombre de Kung Fu, después de ver las peleas de esta primera temporada-, pero también de momentos menos trepidantes, que muestran el día a día de un equipo de abogados de la misma manera que hemos visto miles de veces antes.
Wilson Fisk, conocido como Kingping, entrará en acción poco a poco, con un ritmo acorde con las pulsaciones de la temporada, y su imagen es impecable. Vincent D’Onofrio está espectacular como Fisk, hombre perturbado y con un pasado violento que trata de enterrar para volverse intocable y manejar la ciudad a su antojo. Una vez en metidos en faena, uno lamenta esa ley del mínimo esfuero que padecía su adaptación cinematográfica, no tan terrible como se ha consensuado con el tiempo, pero sí algo perezosa.
Trece horas de temporada para terminar, como siempre pasa en estos casos superheróicos, con una sensación de prólogo que culmina con la utilización de un traje que, al igual que en The Flash, no se convertirá en nuestro uniforme preferido.
Esta irregularidad también tiene sus aspectos positivos: las explosiones de violencia, las inesperadas bajas que se suceden y algún punto de giro interesante, compensan su esquemático desarrollo. Sabes que después de una charla más o menos interesante -¿Cuántos personajes y cuántas veces pronuncian la frase: “es mi culpa”?- desembocará en un oscuro callejón con el vigilante apareciendo de la nada para romper algún hueso en uno de sus interrogatorios habituales.
Daredevil no revoluciona el mundo de las series televisivas basadas en personajes de cómic -eso de que las series son el nuevo cine no es aplicable aquí, lo siento amigos- y nunca se muestra excesivamente trepidante, pero las ganas que tenemos por seguir conociendo villanos y por ver ampliado el universo Marvel-Netflix son suficientes para apuntarse a la próxima temporada. Y a la próxima serie, claro.
Última actualización: 14/05/2020