Llega un capítulo en toda temporada de Cómo defender a un asesino en el que todo lo que habíamos supuesto, todo lo que creíamos que estaba pasando, cambia de repente y empieza a volver sobre sí mismo. En este episodio clave no sabes NADA, ni de lo que ha pasado ni de lo que va a pasar. Ese capítulo es el de esta semana, así que coged el croquis de sospechosos y rompedlo a trozos pequeños. ¡Alerta spoiler! El recap del episodio anterior aquí.
Se busca
El funeral de Wes es una cosa sencilla, informal, sin mucha gente e incluso sin muerto. Es algo simbólico, algo discreto y recogido. Al menos lo es hasta que Laurel, recién salida del hospital, empieza a insultar a los presentes. Alteradísima, termina huyendo descalza y llorando, directa a la morgue para ver por última vez el cuerpo de su novio. La mujer que allí hay en el mostrador le explica que no puede hacer eso sin permiso de la oficina del fiscal, y entonces es cuando se le ocurre pedir ayuda a Nate. Allí se presentan los dos, para descubrir que el cadáver de Wes se les ha extraviado. Qué casualidad, ¿no?
Nate, por supuesto, pide las explicaciones oportunas a sus jefes, dejando claro que aquello apesta a conspiración de lejos. Sorpresa máxima cuando le muestran un documento de que alguien pidió que cambiasen el cuerpo de Wes a otra morgue, él mismo. Su cara de asombro nos cuenta que él no firmó aquello, y que sí que parece obvia esa conspiración que sospecha.
Sin embargo, el gran momentazo del episodio posiblemente sea su final (y su principio). Tenemos más flashback este capítulo. Al principio Frank llamaba a Bonnie para decirle que había perdido el rastro del joven y le prometía que no le haría daño. Wes, por su parte, llamaba en un taxi a un número desconocido y se presentaba como Cristophe (su nombre real). Al final del episodio vemos un encuentro entre Nate y Wes en casa de Annalise, la noche del incendio. ¿Qué pasó ahí?
Mentiras
El Keating 5, sin Laurel (que se pasa todo el episodio por libre), se enfrentan a una llamada muy poco oportuna: la policía llama a Oliver para tomarle declaración. Después de varios interrogatorios de prueba con ellos mismos, Oliver termina pasando la prueba, y eso que la policía tiene sus registros de lo que hizo la noche del incendio y todo. Connor queda sorprendido de lo bueno que es mintiendo (incluso saca a relucir de nuevo aquella jugada que le hizo con la llamada de otra universidad). Para compensar, él le confiesa que copió la información del teléfono de Keating a un pendrive. ¿Qué será, será?
Aprendemos esta semana algo de derecho aquí. Por un lado, Michaela arregla un encuentro entre Laurel y Frank, arguyendo que puede ser positivo para el caso que la joven se enfrente al asesino confeso de su novio. Lo que pasa es que está presente el abogado de Frank, y él no puede confesarle a Laurel que no ha sido y lo hace todo por Annalise. Que a lo mejor sí que ha sido, no sabemos, pero solo con su mirada ella le declara inocente.
Por otro lado, llegado un momento Frank llama a Bonnie, que le contesta que obviamente aquello no es procedente y queda muy muy mal (las conversaciones se graban). Frank nos cuenta que ha despedido a su abogado y de representa a sí mismo, y que por tanto puede reunirse con Bonnie, como abogada de Annalise. Problema resuelto.
Annalise out
Annalise, por su parte, seguía en prisión. Bonnie lo intenta todo para sacarla de allí, pero la juez no se fia de dejarla libre hasta el juicio: ni siquiera habiendo confesado Frank el crimen, ni siquiera sacando a relucir el impecable historial de la abogada (en comparación con el de su excompañero). Ni siquiera parece la mujer ceder ni un poco cuando a eso se suma el dato del cadáver desaparecido, pendiente de una posible segunda autopsia.
Al menos pasa algo que hace cambiar el chip a Annalise. En escena reaparece su madre, Ophelia, y nos enteramos todos a la vez de que sufre demencia y empieza a decir cosas muy raras, que ni sabe dónde está ni cuándo ni nada. Cuidar a su madre en ese estado se vuelve algo capital para Keating, que pone en marcha un plan curioso: hace enfadar a una compañera de celda, que termina pegándole una paliza.
Bonnie saca fotos de sus heridas, y amenaza a la juez con sacar todo a la luz pública si no hace algo al respecto, la vida de su cliente puede estar en peligro dentro. Y así es cómo en un cuarto de episodio Annalise ha conseguido salir de la cárcel por sí sola. Bueno, con ayuda de los puños de la tal Claudia, claro.
Nota del recapitulador: Leo por internet que mucha gente piensa que Wes en realidad no está muerto y que todo forma parte de un plan. Me imagino que ahora que su cuerpo no aparece esta gente estará más segura. Mirad, no.
Y si sí me parecería fatal.
Última actualización: 10/02/2017