Buscando el norte se presentaba como la nueva gran apuesta de Antena 3 para este año y, de momento, la audiencia ha querido acompañarle en su estreno con 4.246.000 de espectadores y un share del 23,4% en total. Quizá no es una gran cifra después de tanta publicidad ni se asemeja al dato con el que dio comienzo Allí abajo (la comedia fetiche de la cadena), pero no es un mal resultado, aunque tendremos que esperar a ver cómo evoluciona en las próximas semanas.
Protagonizada por Antonio Velázquez y Belén Cuesta, entre otros, Buscando el norte parte de una premisa sencilla: dos hermanos españoles titulados que se marchan al extranjero en busca de trabajo y una vida mejor porque en su tierra patria no encuentran dónde caerse muertos. De esta forma, las aventuras y desventuras de ambos en un país desconocido para ellos son el eje vertebrador de la serie.
En este primer capítulo de la primera temporada de Buscando el norte entenderemos el motivo por el que Álex y Carol deciden hacer las maletas y tomar rumbo a Berlín. Además, conoceremos a otros pintorescos personajes que interactuarán con nuestros protagonistas y que formarán parte de su nueva vida. Si quieres saber al detalle lo sucedido sigue leyendo pero ¡¡alerta spoiler!!
Álex y Carol, dos hermanos con un mismo propósito
Álex (Antonio Velázquez) es el hermano mayor, titulado en enfermería, con un trabajo en un hospital privado y prometido con su chica, con la que acaba de firmar el contrato para comprar juntos una casa. Carol (Belén Cuesta) es la pequeña de la familia, diseñadora, con un máster e intentando buscarse la vida mientras sigue viviendo con sus padres.
Él es el ojito derecho de sus padres, el hombre que ha conseguido todos los requisitos para ser considerado una persona normal en la sociedad: novia, casa y trabajo. Todo un futuro prometedor por delante hasta que sus sueños se ven truncados al ser despedido del trabajo. Ella es la rebelde de la familia, tiene su carrera universitaria y siempre intenta vivir a su manera, hasta que su novia le deja vía whatsapp destrozándole el corazón y decide replantearse el rumbo de su vida.
A pesar de las diferencias entre ambos, los dos hermanos tienen el mismo propósito: labrarse un futuro aunque para ello tengan que emigrar a Alemania. Con el pensamiento de que es un país en el que no hace tanto frío y que no queda muy lejos de España y sin darle muchas vueltas, Álex y Carol hacen las maletas camino a su nueva vida, dispuestos a triunfar y a dejar el listón bien alto.
Los inicios siempre son complicados
En los programas de televisión tipo “Españoles por el mundo” siempre nos presentan a personas que han emigrado y han alcanzado el éxito, pero los principios nunca son fáciles y Carol y Álex no tardan en averiguarlo. Nada más llegar al aeropuerto, una confusión con otra española hace que Álex pierda su mochila con toda la documentación y un sobre con 1200€, los ahorros de sus padres que tenían guardados para un caso de emergencia.
Con una mano delante y otra detrás, los dos hermanos intentan buscar ayuda a través de algunos conocidos que residen en Berlín. Salva (Manuel Burque) es un viejo amigo del instituto que parece haber triunfado en Alemania, pero las apariencias engañan y en realidad el pobre no es más que un fanfarrón que no hace otra cosa que buscarse la vida con el primer trabajo que encuentra, por lo que tampoco resulta de ayuda.
El último comodín para Álex y Carol es acudir al “Pan y Vino”, un bar español regentado nada más ni nada menos que por su tío Marcelino, un señor al que creían muerto ya que su padre siempre les hizo creer eso por la mala relación que existe entre ellos. Al principio son bien recibidos como todos los españoles que llegan a la ciudad, pero en cuanto Marcelino averigua que son familia, no tarda en ponerlos de patitas en la calle.
Tras pasar la noche durmiendo al aire libre en un banco de la calle, Álex logra presentarse a la entrevista de trabajo que tenía programada en un centro de salud para mayores. Sin embargo, de nuevo la suerte vuelve a fallarle y no consigue entenderse con la encargada, pero gracias a la ayudita de una señora de la residencia (interpretada por Terele Pávez) logra traducir la conversación y averiguar que le ofrecen un contrato aunque de rango menor por no saber alemán.
La dificultad de integrarse en un nuevo país
Carol y Álex no son los únicos españoles que han viajado hasta Berlín para labrarse un futuro. Allí residen en una lujosa casa el matrimonio formado por Lucas (Fele Martínez) y Flor (Bárbara Santa-Cruz) y su pequeña hija. Ella es una empresaria con un dominio extraordinario del alemán y que vive volcada en su trabajo. Él es el encargado de ocuparse de la casa y de la niña y todavía no ha logrado ni aprender el idioma ni adaptarse al país.
A pesar de que su madre piensa que es un calzonazos, Lucas intenta hacerse un hueco en una ciudad en la que no termina de sentirse a gusto. Dos años atrás decidió dejar el trabajo de sus sueños para acompañar a su mujer y cuidar a su hija pero la incapacidad de poder comunicarse, además de provocarle serios problemas, le tiene totalmente frustrado. Además, que su mujer esté absorbida por el trabajo no termina de ayudarle.
Adela (Silvia Alonso) es una joven que llegó para estudiar y terminó quedándose atrapada en Berlín. Enamorada de un alemán y con un trabajo estable que compagina con clases particulares a españoles, Adela quiere volver a España para dar una sorpresa a su madre en el día de su cumpleaños, lo que provoca una discusión con su chico, que no entiende que su novia vaya a abandonarle. Sin embargo, el deseo de Adela se ve frustrado cuando en el aeropuerto le impiden volar al tener el dni caducado.
Por otra parte tenemos a Chus (Goizalde Núñez) y Jaime (Jorge Bosch), un matrimonio con dos hijos que ha emigrado a Berlín en busca de una oportunidad. Primero viajó él pero Chus ha querido hacerle una visita y, de paso, intentar encontrar trabajo ella también para evitar que les desahucien. Al llegar a la ciudad al primero que se encuentra es a su propio marido pidiendo dinero en el metro, lo que le deja estupefacta porque pensaba que le iba mejor.
Jaime se queda igualmente sorprendido al ver a su esposa pero la alegría de tenerle con él supera todo lo demás. Una vez en la casa, Chus comprueba que su marido está mucho peor de lo que se imaginaba pero, de repente, al abrir su mochila, se percata de que no son sus pertenencias aunque hay un sobre con más de mil euros. Puede que sea un golpe de gracia pero la conciencia les impide quedarse con un dinero que no es suyo.
La unión hace la fuerza
Mientras su hermano asiste a la entrevista, Carol acude a la embajada española para ver si alguien ha devuelto la mochila. Justo se encuentra con Jaime y Chus, que habían ido con el mismo propósito. Al producirse el intercambio, Carol se da cuenta de que el dinero no está en la mochila y les acusa de ser unos ladrones. La pareja dice no tener nada que ver y se marchan dejando a Carol de nuevo sin ninguna esperanza.
Viendo que no tiene a dónde ir, Adela, que estaba en la embajada para solucionar el problema de su dni caducado, le ofrece alojamiento en su casa y le invita a comer y a unas cervezas para que la chica le de una segunda oportunidad a Berlín. Cuando Adela va a casa de su novio en busca de un colchón hinchable para que puedan dormir, se encuentra con una desagradable sorpresa, su novio manteniendo relaciones sexuales con otra mujer.
Ahogando las penas en un bar, Adela y Carol comienzan a intimar y a contarse sus vidas, hasta que se les va de las manos y terminan en la cama. Al despertarse Adela se arrepiente de haberse acostado con Carol, ella nunca había estado con una mujer y lo ve como un absoluto error, pidiéndole a Carol que, por favor, se marche y no intente contactar con ella.
De nuevo en la calle y con la incorporación de Salva, el amigo de la adolescencia de Álex que también se ha visto sin lugar donde cobijarse, los tres se presentan en la residencia de ancianos, el nuevo lugar de trabajo de Álex para que la señora con la que hizo buenas migas les ayude, pero son descubiertos por el guardia de seguridad. Además, su tío Marcelino acude al centro en busca de su hija, que resulta ser la nueva jefa de Álex y también su prima.
Finalmente, obligado por su mujer, Marcelino no tiene más remedio que ofrecerles a sus sobrinos asilo en su propia casa. La idea le desagrada porque hace varias décadas que se juró olvidar a su hermano para siempre. Pero Marcelino siempre se ha caracterizado por ayudar a todo español que llega a Berlín y no puede negar lo mismo a Álex y Carol, que por fin ven un poco de luz al final del camino, sobre todo cuando Chus y Jaime, que sí habían cogido el dinero, deciden devolverles los 1200 euros.
Una comedia resultona
A pesar de algunos fallos que hacen que la serie sea poco creíble, como por ejemplo que Chus nada más llegar a Berlín se encuentre con su marido, o el abuso de tópicos, Buscando al norte ha resultado ser una comedia resultona, un retrato de lo que suceden en la realidad pero impregnado de tintes cómicos que no terminan de desagradar. Además, cabe destacar y elogiar que hayan apostado por desplazarse hasta Berlín y grabar allí algunas secuencias, dotando así a la ficción de realismo escénico.
Asimismo, aunque cuenta con un elenco con caras conocidas de la pequeña pantalla como Antonio Velázquez, Goizalde Núñez u Óscar Ladoire, quien más destaca y que para mí ha sido una auténtica sorpresa es Belén Cuesta. Con una interpretación creíble y cercana, la actriz sabe meterse totalmente en su papel, aportando frescura a la serie e incluso consigue robar protagonismo al personaje interpretado por Antonio Velázquez. Además, Manuel Burque, del que todavía no hemos podido disfrutar en demasía, también se presenta como revelación en su debut como actor en la pequeña pantalla. De momento me decanto por darle una oportunidad y ver con qué nos sorprenden en el próximo capítulo.
Última actualización: 11/02/2016