No podemos entender la situación actual de Jimmy McGill sin hacer referencia a su pasado más cercano. Por eso en Better Call Saul se encargan de comenzar muchos de sus episodios así, con un flashback a algún punto de su vida que nos ayude a comprender su drama presente. Porque en este capítulo Jimmy vuelve a ser protagonista de su serie, no como en el anterior, donde lo fue Mike. O eso parece. ¡Alerta spoiler!
Impromptus
Chuck cambiando una bombilla. Así empieza esta semana nuestra dosis de Better Call Saul. Por supuesto, se trata de un momento en el pasado, antes de que el “McGill bueno” empezase a sentir fobia al electromagnetismo. Incluso tiene compañía, Rebecca, su mujer.
Están hablando de un viaje a Florencia, y de Schubert (Rebecca resulta ser violinista), mientras preparan una cena con invitado que se presenta antes de tiempo: Jimmy. McGill acababa de comenzar en el bufete de su hermano, pegando sellos. Y no tarda en disculparse por su ausencia en la boda.
La cena comienza bien, hasta que Jimmy empieza a contar chistes de abogados, Rebecca no para de reírse y la situación se tensa ante el silencio sepulcral de Chuck. Parece que a su mujer Jimmy le parece simpático, e incluso ella misma se arranca con algún chiste. ¿Ese es el motivo del enfado de Chuck? ¿Que su hermano siempre parece ser el centro de atención de todo el mundo? Y, la pregunta del millón, ¿qué fue de Rebecca?
Las ruedas de la justicia
Ya en el presente, Jimmy intenta enmendar el lío en el que metió a Kim, que continúa castigada en la sala de archivos de HH&M. Y aunque tiene un plan loco para demandar al bufete, Kim le para los pies asegurando que aquello es asunto suyo y que no necesita de su ayuda. En realidad, un poco de asunto de Jimmy sí que es, que aquello es culpa suya (él asegura que detrás está su hermano).
Pero después de aquella libertad a la que se aferró con el anuncio en televisión, su propio bufete ha tomado medidas y le han asignado una “niñera”, una abogada que le guie por el buen camino (y que le enseñe la estética de redacción que usan por allí). Una abogada que Jimmy no tarda ni tres segundos en despistar, pero de la que no puede deshacerse tan fácilmente después.
Su principal enfrentamiento llega cuando McGill intenta regalar un pequeño oso de peluche a la recepcionista de los juzgados, algo que a su acompañante no le gusta nada, asegurando que se trata de un soborno y que en D&M hacen las cosas de otra manera: por el camino bien. “No trato de hacer que te metas en problemas, trato de evitar que te metas en problemas”. Para Jimmy aquello es “engrasar las ruedas de la justicia”, así que suerte con ello.
Yo sé que no vendrás
Pero mientras McGill se pelea con sus artes del pasado (y revive su antigua vida en un encuentro con un excompañero abogado de oficio), Kim trata de volver a la superficie y a los despachos llamando a toda su agenda, en busca de una oportunidad de colaboración para HH&M. Tras pasearse por pasillos, escaleras y aseos (ya no tiene despacho), consigue un importante acuerdo con otro bufete. Todo con el A mi manera de los Gipsy Kings de fondo. Magia.
De la consiguiente reunión sale un acuerdo por valor de 250.000 dólares, aunque cuando Kim deja caer que necesitan a un coordinador, Hamlin le espeta que ella está muy ocupada en Documentación. La noticia le encanta a Chuck, que le pregunta a su socio si es hora de levantarle el castigo a Kim. “Ya veremos”, asegura Hamlin. Así que Jimmy está equivocado y no es Chuck el que está detrás de todo aquello.
En una conversación entre Chuck y Kim, a primera hora de la mañana (que es cuando el McGill mayor va a trabajar, sin gente ni teléfonos por ahí), nos enteramos un poco más de su historia familiar: el padre de ambos tenía una pequeña tienda y Jimmy trabajaba allí. Chuck ayudaba con las cuentas y descubrió un agujero de 14.000 dólares que, presuntamente, Jimmy se encargaba de sacar de la caja de a pocos.
El padre terminó vendiendo la tienda y murió poco después. Chuck le explica a Kim que Jimmy no es mala persona, sino que no se preocupa de las consecuencias de sus actos. Y le promete que intentará hablar con Hamlin para restaurar su situación en el bufete. ¿Entonces resulta ahora que Chuck es buena persona? ¿Está resentido con su hermano por lo ocurrido con su padre? ¿Y con Rebecca? ¿Qué tuvo que ver Jimmy ahí?
Salamanca
¿Ha resultado este episodio ser sobre Jimmy? Para mí el protagonismo ha sido compartido entre Chuck y Kim, cada uno con sus propias razones, cada uno por culpa de Jimmy. Y me gusta que den ese espacio y se alejen un poco de McGill y su andadura por la línea de la moralidad y lo recto. Otro caso claro es el de Mike, que también le roba algunos minutos y se queda con el final del capítulo.
En una cafetería, recibe la visita de Hector Salamanca (Mark Margolis), tío de Tuco, quién se disculpa por la paliza (sin aparente motivo cierto) que le propinó su sobrino la semana pasada. Pasar un tiempo en prisión le ayudará a respetar a sus mayores, asegura, pero piensa que ocho, diez años es mucho tiempo.
Así que le propone a Mike que declare de nuevo y asegure que el arma que encontraron en la escena era suya, para así aligerar la carga penal de Tuco. A cambio, recibiría una suma importante de dinero. Y se va, y ahí deja a Mike pensando. ¿Aceptará? Eso supone que el narcotraficante saldría antes de la cárcel. ¿Le merece la pena? Puede, sigue ayudando a su familia con el dinero.
Última actualización: 15/03/2016