Better call Saul es una serie sobre decisiones. Y lo malo de las decisiones es que, para que tomen valor, tienen que respaldarse hasta el final, con todas sus consecuencias. En eso está nuestro protagonista Jimmy, que si bien tomaba algunas decisiones importantes el capítulo anterior, en este episodio tiene que luchar por mantenerlas, incluso cuando la vida de otro puede estar en peligro. ¡Alerta spoiler!
Azul
Antes de entrar en lo que le ha pasado a Jimmy esta semana, quiero escribir lo de Mike. Empieza el capítulo en el desierto, donde un señor en pasamontañas parece preparar una trampa en medio de la calzada de una desierta carretera. Sí, ese es Mike, y se encarga de preparar un cable que empuja su manguera repleta de clavos desde el arcén. Segundos después llega el camión de los helados protagonista de los primeros minutos del episodio anterior.
El conductor pierde el control después de pinchar las ruedas delanteras del vehículo y, sabiendo que se trata todo de una trampa, baja del auto con su arma cargada. Antes de sentir un cañón en la sien, solo consigue visualizar un coche azul aparcado tras un cartel. Amordazado y con los ojos tapados, aguarda en el suelo a que Mike termine de buscar en el camión algo: más de 200.000 dólares escondidos en el interior de una rueda. Después de guardar el dinero en el maletero, se va, dejando allí al conductor del camión, en medio de la nada.
Parece que el dinero ya es suyo y no ha dejado pistas, casi. Nacho quiere reunirse con él. ¿Quién sería tan temerario de robar un camión de un cártel y no disparar al conductor para asegurarse de su total silencio y cubrirse las espaldas? Pues Mike. Y no tiene ningún problema en confesar que sí, que fue él. Mike buscó el incidente en el periódico, pero no salió: la gente de Héctor llegó antes alertados por el propio conductor, a quien le encontró un buen samaritano que ahora está muerto. Porque eso es lo que se hace, matar a cualquiera que pueda abrir la boca. Pero el conductor sigue vivo. Y vio su coche azul. ¿Está Mike de nuevo en problemas?
1261
El protagonismo de este episodio se lo tenemos que dar a Chuck. Y todo el reconocimiento posible a su actor, Michael McKean. Comienza el episodio reuniéndose con Hamlin y sus nuevos clientes de Mesa Verde en una de las vistas que de la aprobación a la nueva fase de expansión del banco en cuestión. Le vemos salir de casa, contento, mientras Jimmy lo observa todo detrás de un árbol, minutos antes de colarse en su casa. Le vemos en la vista, confuso, cuando el tribunal se da cuenta de los errores existentes en los documentos legales y echa a seis semanas después una nueva reunión para enmendarlos.
El inasumible error por parte de Chuck en dos cifras de la dirección de una nueva sucursal (de 1261 a 1216) es obra de Jimmy, por supuesto, que está en esos momentos en su casa volviendo a cambiar los documentos originales, eliminando pruebas. Pero ni la radiación eléctrica de la sala ni las exculpas de su socio hacen que Chuck deje de pensar que aquello no es un error; hasta que cae en la cuenta, que aquello es cosa del otro McGill.
Mientras su hermano trata de descubrir cómo lo hizo, Jimmy y Kim se entretienen pintando sus nuevas oficinas, que ya no parece un triste establecimiento de higiene dental. Justo en pleno rodillo Kim recibe la llamada de su excompañera Paige, que le comunica que Mesa Verde vuelve a sus manos, después del descalabro sufrido con HH&M. Chuck quiere que ella vaya a su casa a recoger todos los documentos e información sobre el banco, pero sobre todo quiere contarle cómo le acaba de traicionar su hermano con su treta bailando números.
Como si hubiese visto la serie la semana pasada, Chuch relata con todo lujo de detalle lo que hizo su hermano: desde la fotocopiadora a media noche, hasta el cúter y la vuelta a casa para devolver los documentos originales. De hecho por eso ha decidido cambiar las cerraduras de la casa. Le cuenta a Kim que lo hizo todo por ella, pero Kim quiere pruebas y ve en todo aquello algo mucho más probable: Chuck trabaja prácticamente a oscuras y lo que pasa es que no quiere reconocer el error.
Ni entonces ni nunca
Chuck parece que se da por vencido y no convence a Kim para que hable con Mesa Verde y les explique lo ocurrido, que según él sería lo correcto. Segundos más tarde descubrimos que Kim sabe perfectamente que Chuck tiene razón y que Jimmy hizo lo que le cuenta. Pero Mesa Verde es su gran oportunidad, ¿y no hizo algo parecido Chuck con ella la semana pasada cuando se la quitó de las manos?
El pequeño McGill continúa con la grabación de su nuevo anuncio y no duda en colarse en un colegio y engañar a su directora con tal de conseguir el plano perfecto de su figura contra la bandera estadounidense. Pero le surgen otras cosas. Esa misma noche Kim le confiesa a Jimmy que no quiere hablar de lo ocurrido esa mañana, ni entonces ni nunca. Eso sí, le asegura que su hermano es un abogado muy listo, y que cualquiera que quisiera jugársela tendría que dejar todo cerrado y bien cerrado. Y el plan de Jimmy tenía una falla: Lance, el encargado de la fotocopiadora en la que alteró los documentos.
Jimmy parte raudo a la fotocopiadora, donde ve al asistente de su hermano dentro, preguntando a Lance por él con una foto en la mano. McGill sabe que Lance habrá dicho que le vió, así que su hermano estará al caer para estar seguro y pillarle. No tiene mucho tiempo, por lo que soborna a Lance con algunos billetes: tendrá que negar lo que acaba de decir, asegurar que no estuvo allí, y borrar la grabación de seguridad del local.
Chuck no tarda en aparecer. Lance cumple con Jimmy y niega que estuviese allí, algo que Chuck no termina de encajar porque sabe que aquel es el lugar. Mientras la escena la observa en la distancia Jimmy, su hermano empieza a marearse por todas las ondas que cree que le están acechando entre las máquinas y los focos; cae al suelo dándose con uno de los mostradores en la cabeza. Fuera, Jimmy se debate entre correr en su ayuda y destapar el engaño o seguir en las sombras. ¿Qué decisión tomará McGill? ¿Qué será de Chuck?
Última actualización: 13/04/2016