Algunos temían que el cambio de día fuera a afectar para mal a Allí abajo, a veces, las cadenas realizan movimientos con sus ficciones como si un intercambio de cromos se tratase, perjudicando así a la serie (como fue el caso de Bajo Sospecha), sin embargo, en esta ocasión, la jugada le ha salido a Antena 3 redonda. La comedia protagonizada por María León y Jon Plazaola ha vuelto a registrar datos de la temporada pasada con 3.939.000 espectadores y un share del 21,7%, proclamándose líder indiscutible de la noche del martes.
En este séptimo capítulo de la segunda temporada de Allí abajo, titulado “Mi gran boda vasca”, todos celebran la gran noticia del enlace entre el vasco y la andaluza, todos menos el novio, que todavía no cree que haya sido capaz de hacer creer a Carmen que le estaba pidiendo matrimonio. Por si fueran pocos problemas para Iñaki, su madre y su suegro acudirán presurosos tras enterarse de la boda, poniendo patas arriba las vidas de sus hijos. Si quieres saber al detalle lo sucedido, sigue leyendo pero ¡¡alerta spoiler!!
¡Viva los novios!
Al día siguiente de haberle pedido, supuestamente, matrimonio a Carmen, la andaluza muestra orgullosa su alianza de compromiso a sus vecinas. Pero Iñaki no parece tan contento y convencido como su chica y acude a casa de Koldo para comentarle el gran error que acaba de cometer. Los vascos no pueden creer la torpeza del cocinero, que ya no sabe qué hacer para revertir la situación y no desilusionar a su chica. Además, los comentarios y la enhorabuena de los demás no le ayudan, sino que ejerce más presión en Iñaki.
Por su parte, Rafi está cansado de ver cómo el vasco se lleva todos los elogios por la romántica idea de pedirle matrimonio a Carmen cuando el anillo era idea suya. Por este motivo, Rafi coge a su futuro cuñado para mantener una seria conversación él sobre la alianza y el pastizal que le ha costado, momento en el que Iñaki se percata de que está enamorado hasta las trancas de Carmen y que, quizás, esa situación haya sido una señal y ahora sea el momento adecuado para casarse.
Convencido de que va a hacer lo correcto porque la andaluza es la mujer de sus sueños, Iñaki compra el anillo a Rafi y se lanza a besar a su futura mujer, recuperando la ilusión que debería haber tenido desde un principio. Sin embargo, la alegría de ambos queda empañada cuando, sin querer, Maritxu y Antonio se enteran de la boda pero no por boca de sus propios hijos, sino de terceras personas. El enfado de ambos queda patente cuando la familia se encuentra al mismo tiempo y de forma inesperada en los pasillos de la clínica en Sevilla.
Mientras tanto, Trini sigue obsesionada con situar a su clínica en lo más alto del ranking ya que, de esa forma, ella ganará un aumento de sueldo. De esta forma, propone a sus trabajadores nuevos métodos para relacionarse con los pacientes y que éstos salgan más contentos de la clínica y con una grata impresión del trato recibido. Pero Rober se da cuenta de sus intenciones y, tras una acalorada discusión, no pueden contenerse y acaban dejándose llevar por la pasión del momento en una de las máquinas médicas de la clínica.
Amores que ciegan el entendimiento
Desde que Rafi le dio a entender que tenía una posibilidad con Elena, Jozé no ha parado de hacer el tonto para intentar conquistar a la camarera. Si la semana pasada buscaba conversaciones absurdas para ganarse su atención, ahora quiere hacerse el ecologista para que Elena vea que está comprometido con el medio ambiente y con el planeta. Todo ello supone tener que dejar de lado su apreciada motocicleta –no puede ir por ahí con un vehículo tan contaminante- y aficionarse al ciclismo.
Su desesperación provoca que Jozé pida prestada una bicicleta que bien podría ser la de una niña por la decoración y los colores, al mismo tiempo que no le queda otra que prestar su moto a la dueña de la bicicleta. De momento se ha ganado el respeto de Elena, aunque eso haya supuesto perder a su querida “burra” que ha acabado estampada contra un poste, además, su culo está empezando a sufrir las consecuencias de no llevar sillín. Para más inri, Jozé acaba rechazando un mercedes regalado… ¡locuras que se hacen por amor!
Los que también están ciegos, pero por amor propio y el dinero, son los hijos de Don Benjumea. Tras verse obligados a trabajar en el campo recogiendo fardos de paja, ambos decidieron subcontratar a dos hombres para que hicieran su trabajo a cambio de la mitad de su jornal, sin embargo, la jugada les sale mal cuando los dos jornaleros, cansados de las órdenes y el escaso sueldo, deciden abandonar las tareas y dejar a los dos “niños pijos” a su suerte.
Dispuestos a hablar con su padre para pedirle de nuevo la paga y dejar el campo de una vez por todas, los hijos de don Benjumea se presentan en el hospital. Su padre acepta darles una cantidad de dinero, pero el salario mínimo interprofesional. Con menos de 700€ ninguno es capaz de mantener el alto nivel de vida que llevan, así que don Benjumea, sin querer darles un solo euro más, les advierte que, si quieren continuar viviendo como hasta ahora, lo mejor será que vendan sus preciadas posesiones, es decir, el mercedes y los abrigos de piel.
Por otra parte, don Benjumea está contento por la llegada a Sevilla de su Maritxu, no obstante, él se había adelantado y enviado al norte un presente para agasajar a la mujer. A pesar de ser un regalo de los caros, Maritxu se muestra molesta porque, según ella, esas cosas se avisan –vaya sorpresa entonces- y le pide a Sabino que intercepte el paquete antes de que lo vea Bego. El bueno de Sabino cumple las órdenes de su cuñada y con una vil mentira hace creer a todos que se trata de un anzuelo nuevo pero, al final, no puede evitar que Bego descubra el colgante.
Contenta porque su marido ha tenido un detalle precioso con ella después de tantos años, Bego decide hacer como si no hubiese visto nada y hacerse la sorprendida cuando Sabino le entregue el regalo. Pero para su sorpresa, Bego escucha una conversación telefónica de Sabino con otra mujer a la que le explica que tiene el colgante y que se lo va a llevar a su casa. Bego piensa que su marido le está siendo infiel con otra pero, en realidad, todos sabemos que Sabino sería incapaz de ello y que sólo intenta ayudar a Maritxu.
Boda con sorpresa
Agotados de la presión que ejercen sus padres para que se casen de la manera que cada uno de ellos quiere –pero sin tener en cuenta la opinión de los novios- Iñaki y Carmen deciden hacer una locura y casarse en secreto, delante de un notario y con dos únicos testigos. De esta manera se aseguran evitar tantos líos de preparativos o tener que elegir entre las costumbres del norte o del sur y, al fin y al cabo, lo que cuenta es que se van a convertir en marido y mujer que es lo que tanto desean ambos.
Con ayuda de Jozé y Koldo, que se han adelantado y han ido al notario para pedir cita y preparar la boda –aunque casi son casados por el notario, que pensaba que eran ellos los novios- Carmen e Iñaki logran llegar hasta la notaría sin ser descubiertos por nadie más y, mucho menos, por sus padres. Contentos porque van a dar un gran paso y como ellos querían, sin la opinión de nadie, el vasco y la andaluza se unen en matrimonio legar ante un notario bastante patoso pero que sirve para dar por zanjado el tema, declarándolos marido y mujer.
De regreso a la clínica, Carmen e Iñaki reúnen las fuerzas necesarias para contarles a sus respectivos padres lo que acaban de hacer. Aunque Maritxu y Antonio siguen con sus preparativos de la boda, Carmen suelta la noticia ante la incredulidad de todos. Para aportar una prueba creíble, Koldo les enseña el documento que certifica la legalidad del matrimonio, momento en el que se dan cuenta de que Iñaki se ha casado, sí, pero con otra mujer distinta a Carmen, con una tal Paulova, una rusa que nadie conoce… ¿Cómo solucionarán este nuevo contratiempo?
Última actualización: 30/03/2016