No han faltado propuestas interesantes en el cine español de este año 2017, tanto por parte de nuevos realizadores como de veteranos consagrados; el panorama es de una diversidad muy enriquecedora y en él conviven en armonía la españolada tradicional, el cine de género, el cine de autor y las producciones internacionales en inglés. El autor, Selfie y Verano 1993 destacan como lo mejor del año, mientras que Oro y Abracadabra son los dos mayores fiascos. En taquilla, la industria salva el tipo gracias a Tadeo Jones y el resto de producciones de Mediaset. Comenzamos el repaso de lo mejor y peor que nos ha dejado este año 2017 el cine español.
Cine de calidad pero industria precaria
En 2017 el cine español ha vuelto a demostrar su calidad y su diversidad; la puesta al día de la españolada tradicional sigue funcionando bien en taquilla, como demuestran Es por tu bien o Señor, dame paciencia, pero el thriller y el terror ya hace más de una década que no son rarezas sino géneros habituales, comercialmente rentables y con directores especializados (Verónica, La niebla y la doncella, Musa) y al cine de autor no le falta su reconocimiento ni su hueco entre el público, aunque sí grandes nombres que ganen premios en los grandes festivales y aporten prestigio como ha hecho, y aún hace, Almodóvar. En cualquier caso, el cine más castizo y modesto convive con grandes coproducciones internacionales rodadas en inglés sin problemas para el uno ni para las otras.
El talón de Aquiles del cine español, no obstante, sigue siendo la precariedad de la industria y de la exhibición que produce una excesiva dependencia de éxitos puntuales que salvan los muebles del conjunto de la producción; si otros años habían sido los torrentes, los ocho apellidos vascos o catalanes o las películas de directores estrella como Almodóvar, Amenábar o Bayona, este año ha sido la secuela de Tadeo Jones la que ha permitido alcanzar una cuota de pantalla del 14 %, digna aunque lejos del record del 20 % obtenido el pasado año. La gran polarización del mercado en unos pocos títulos hace que muchas películas interesantes no lleguen al público y desaparezcan en muy pocas semanas por mostrarse en pocas salas o por campañas publicitarias insuficientes o mal enfocadas; en este sentido hay que reconocer los excelentes resultados de Mediaset España, pensemos lo que pensemos de la programación de las distintas cadenas de la compañia, y su condición de ejemplo a seguir a la hora de promocionar las películas que produce: este año los cuatro títulos más taquilleros (Tadeo Jones, Perfectos desconocidos, Es por tu bien y El secreto de Marrowbone) son suyos.
Y, sin pretender fomentar ningún victimismo, no sería justo dejar de mencionar el palo en la rueda que supone el excesivo IVA que sigue soportando el sector (un año más la Administración promete que se reducirá próximamente al 10 %) y la campaña de desprestigio y calumnia continuada y persistente por parte de cierta prensa y de ciertos activistas de las redes sociales, a veces plasmada en boicots a estrenos concretos, como se ha repetido este año con El guardián invisible, una situación insólita entre los países de nuestro entorno.
Las cinco mejores películas españolas del año
A la hora de destacar lo mejor del cine español del año 2017, encontramos un óptimo equilibrio entre debutantes (Carla Simón, Víctor García León), nuevos talentos que se consolidan (Jon Garaño) y veteranos ya reconocidos (Álex de la Iglesia, Manuel Martín Cuenca).
#5 – Handia de Jon Garaño
Handia, una historia melancólica con muchas reminiscencias a El hombre elefante de David Lynch está a punto de convertirse en la película en euskera más taquillera de la historia.
#4 – Perfectos desconocidos de Álex de la Iglesia
Tras años de películas con un arranque brillante que luego se perdían en el exceso y en la sordidez (entre ellas El bar, otro estreno de 2017) Álex de la Iglesia ha recuperado su puesto entre los grandes del cine español con Perfectos desconocidos, aunque para ello haya tenido que versionar un éxito italiano reciente inédito en nuestras pantallas.
#3 – Verano 1993 de Carla Simón
El boca a boca entre los espectadores mantiene largamente en cartel a esta modesta producción. Verano 1993, una historia familiar sencilla sin dramatismo ni estridencias que remite al cine europeo y al francés en particular.
#2 – Selfie de Víctor García León
Uno de los títulos más arriesgados del año tanto en forma como en contenido por atreverse a reflejar la coyuntura social y política de su momento, ausente o presente muy de refilón por lo general en nuestro cine, y por su aire de falso documental basado en las peripecias de un protagonista indeseable que viene a poner al día la tradición de la novela picaresca.
#1 – El autor de Manuel Martín Cuenca
El autor, una redonda adaptación literaria que supone también todo un fresco social y que puede darle a su director, Manuel Martín Cuenta, la posición que se merece entre los mejores de su generación tras una serie de películas brillantes (La flaqueza del bolchevique, La mitad de Óscar) que no tuvieron el reconocimiento que merecían.
¿Y lo peor del año?
2017 ha sido un año escaso en superproducciones y de descanso entre las vacas sagradas, con la excepción de Álex de la Iglesia, y la escasez de grandes estrenos conlleva la escasez de grandes fiascos. No obstante, sí ha habido uno muy claro: el batacazo de Oro pone en un brete la carrera de Agustín Díaz Yanes, una promesa que nunca consiguió cumplir las expectativas generadas por su debut en la dirección, Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto, hace ya más de 20 años, y que demuestra que adaptar al famoso polemista Arturo Pérez Reverte no es ninguna garantía de éxito.
Si Oro ha sido el título estrellado del año a nivel comercial, Abracadabra, tercera película de Pablo Berger y la primera tras la laureadísima Blancanieves, fracasó estrepitosamente en un imposible intento de mezclar la sátira social, el cine costumbrista y el terror de serie B. Es difícil continuar tu carrera después de triunfar con una rareza como una película muda, y Berger parece estar dando palos de ciego en busca de su estilo sin acertar para nada con el tono de su narración.
Deseos del cine español para 2018
Además del descenso del IVA, que lleva anunciado varios años y que supondrá un empujón importante para la industria, es necesario convertir los éxitos puntuales en los que se sustenta el mercado en un tejido más fuerte; grandes aciertos como las sagas de Torrente, Ocho apellidos o Tadeo Jones, así como las obras de J. A. Bayona, muestran el camino a seguir comercialmente.
Bayona aparte, está el problema de la falta de grandes nombres. El star system actoral no parece existir en España; Santiago Segura solo funciona cuando hace de Torrente, la presencia de Quim Gutiérrez o Mario Casas en un cartel no es garantía de éxito, y Penélope Cruz o Antonio Banderas solo vuelven por casa para trabajar con Almodóvar, y sería injusto culparles por ello. Y además de estrellas que aseguren taquilla, los autores que ganan premios en los festivales relevantes son también fundamentales para abrir mercado fuera y dentro.
La carta a los Reyes Magos incluiría por lo tanto conseguir algún premio relevante en Cannes, Berlín o Venecia, y nombres fuertes de prestigio que logren la fidelidad del público y le den una vuelta a la situación de España en el mercado internacional; después de 30 años, es deseable y casi necesario para el cine español que Almodóvar pueda cederle a alguien el testigo.
Última actualización: 16/05/2018