Esta temporada de Homeland ha tenido sus altibajos. La historia tocaba de cerca, y no solo en el espacio sino en el tiempo. Y la asombrosa pericia de productores y guionistas de acercarse al presente de una manera más o menos atinada asusta un poco. Ahora que está llegando a su fin (solo falta un episodio) nos damos cuenta del recorrido que llevamos: de un joven con una cámara en Manhattan a un montón de señores trolleando en internet cinco pisos bajo tierra. Esta semana el capítulo ha sido sorprendente y revelador. El recap del anterior aquí. ¡Alerta spoiler!
Quinn
En primer lugar tenemos que escribir sobre la relación entre Quinn y Carrie, Carrie y Quinn. Ella no sabe qué está haciendo él con su vida (bueno, ni ella con la suya), algo que finalmente hace que Peter explote y le culpe directamente de su situación. Por su culpa, que le despertó del coma, se ha quedado tan así. Claro que aquello debe de esperar, ya que tienen entre manos una conspiración en la casa de enfrente.
Los señores misteriosos, por cierto, se van, y Quinn decide seguirles. O al menos eso dice que hace, porque la verdad es que no. Mathison entra en la casa a husmear cuando es sorprendida por el señor misterioso 1, el asesino de Conlin, y de Astrid. La verdad es que pilla a Carrie desprevenida, pero por suerte Quinn reaparece en escena por la puerta y le da de golpes en la cabeza hasta que le mata. Y de nada sirve que Carrie le pide que pare. La siguiente escena entre ellos es simplemente genial. Más por los silencios y pausas que por lo que se dicen.
Saul is with her
El episodio anterior terminaba con la Presidenta Electa invocando una rueda de prensa para hacer frente al vídeo sobre su hijo. Y ahí la tenemos, muy seria y muy profesional acusando de manipulación y fake news. E instando a los creadores del mismo a dar la cara. A la salida se encuentra a Saul, que tiene noticias: después de ver el vídeo que Max envió a Carrie sabe que Dar está en el ajo con O’Keefe y ha decidido dar el paso y apuntarse al equipo de Keane, aunque eso implique destapar Berlín y terminar ahí su carrera en la CIA.
Max, por cierto, está encerrado en una sala después de que le pillasen con su móvil en zona prohibida. Se hace el tonto cuando Adal le pregunta si le conoce, sin embargo algo pasa aquí que me ha hecho pensar. Uno de los guardas de Max le deja escapar, aunque solo sea para cambiar de captor, porque unos señores le llevan frente a Dar Adal (sí, otra vez), pero ahora en plan secreto más secreto.
Adal quiere información sobre algo que vimos la semana pasada, O’Keefe con un perfil de Quinn en internet, algo que parece que no estaba en ninguno de sus acuerdos. Dar necesita saber qué tiene que ver O’Keefe con Peter, y Max tiene que ayudarle a conseguirlo. Es la primera vez que vemos al malvado de la temporada (o supuesto malvado de la temporada) nervioso por algo de lo que parece que no tenía noticias. Sea quien sea que lleve el perfil que se hace pasar por Quinn, tiene un objetivo claro: acabar con Elisabeth Keane.
Keane
O’Keefe recoge el guante de la futura presidenta y reconoce ser el autor del vídeo sobre su hijo, y la invita a su programa. Keane hace una ronda de consulta rápida en su equipo, y aunque solo hay uno que deja cuenta de que tiene que ir, ese es Saul y a Saul siempre hay que hacerle caso. El encuentro es tenso y la entrevista muy dura. Cuando O’Keefe le pone en directo el vídeo de la discordia, Keane se viene arriba y le pregunta por la parte que falta, asegurando que no solo está detrás de esa manipulación sino que cuenta con un equipo de gente alimentando su odio, destapando el pastel y asegurando que lo mandará a la cárcel.
Y se va de allí, con la cabeza bien alta y parece que con el aplauso de un público que no existe, porque nada más llegar al lugar en el que se aloja nos damos cuenta de que sus detractores se han multiplicado, los disturbios rodean el lugar y los insultos prosperan al paso de la comitiva, con una Keane en shock y un Berenson que, bueno, en peores se ha visto, la verdad.
Romeo
De vuelta a Mathison, allí está junto a Quinn en el salón con un cadáver en el suelo. Seguro que no es la primera vez. Al menos deciden hacerlo bien -lo que queda- y llaman a la policía, que aparece allí a tomar huellas e investigar. Mientras, Quinn se fija en la pizarra de las reuniones, donde una letra R llama su atención.
R, de Romeo, significa que el próximo destino del grupo es allí cerca, en suelo americano, Costa Este. Hasta allí llegan las noticias de los altercados en Nueva York, y Carrie llama a Rob para preguntar por la Presidenta Electa. Recibe la contestación de que está todo controlado y que esperan a un grupo especial.
No nos da tiempo a recalar en que el grupo especial que va en ayuda de Keane puede ser el grupo misterioso que acaba de salir de la casa, porque la casa vuela por los aires. Unos agentes tratan de abrir la puerta del garaje y, aunque Mathison trata de impedirlo, no le da tiempo y la cochera hace explosión, matando a varios agentes. Menos mal que tanto Carrie como Quinn salen ilesos. Qué peligro tienen esas furgonetas. ¿Cuál creéis que es la relación entre Peter, su perfil falso en internet, O’Keefe y Dar Adal? ¿Quién cree que Elisabeth Keane no llega a terminar temporada? Eso sería MUY SHOOK.
Última actualización: 03/04/2017