Gustave Flaubert, en su novela ‘Madame Bovary’, dijo: “A los ídolos no hay que tocarlos: Se queda el dorado en las manos”. Anne Fontaine se atreve a trasladar a la gran pantalla la novela gráfica de Posy Simmonds, que se trataba de una revisión del clásico nombrado de Flaubert. Renombrada como ‘Primavera en Normandía’, se trata de la nueva propuesta de la directora de origen luxemburgués.
Martin es un antiguo burgués bohemio que decide retirarse a vivir en su Normandía natal junto con su esposa e hijo, dedicándose a trabajar en la panadería que le legó su padre. Un día llegan al pueblo un matrimonio inglés, de apellido Bovery. Él se llama Charles y ella Gemma. Lo curioso, es que la pareja guarda muchas semejanzas con los protagonistas de ‘Madame Bovary‘, la novela de Gustave Flaubert. Fascinando por esa coincidencia, Martin se convertirá en un especie de centinela.
El vecino espía, aquel mitómano que toma la figura de Fabrice Luchini. No es extraño que el actor de ‘Molière en bicicleta’ sea el protagonista de esta historia, puesto que el intérprete sabe mostrar esa imagen de eterno romántico, aburrido con esa vida aparentemente apacible. Proyecta en aquella pareja, especialmente en la mujer, una ilusión literaria para darle cierto ritmo a su vida.
Y luego está la respuesta, aquella que juega entre realidad y fantasía. Gemma Arterton ya tiene experiencia en enfrentarse a personajes salidos de la mente de Posy Simmonds, fue Tamara Drewe en la película homónima de Stephen Frears. Sin embargo, en este caso su representación de moderna Madame Bovary queda deslucido por lo que se espera de ella, un tipo de contraparte del soñador y obsesivo Martin. La actriz queda a merced de lo que dicta Luchini, sin llegar a convertirse nunca en esa mujer de mirada melancólica y eternamente insatisfecha.
Pese a ello, su interpretación logra transmitir cierta veracidad gracias a la maestría de Luchini por transformar a esa mujer en objeto de deseo de adulterio y trágico destino. Junto a él, viene acompañado por un magnífico escenario: Los frondosos bosques y verdes campos de Normandía, lugar de inspiración de Flaubert y que provocan una mayor sumersión en la historia.
Anne Fontaine logra recuperarse de fallidas propuestas como ‘Dos madres perfectas‘ o ‘Coco, de la rebeldía a la leyenda de Chanel‘. Pero está muy lejos de ‘Limpieza en seco‘ y ‘Nathalie X‘. Sin duda, ‘Primavera en Normandía‘ gustará a aquellos amantes de la novela original que tenga gusto por las actualizaciones y visiones contemporáneos, no así para los que prefieran el relato clásico.