Con Perdida en el recuerdo, el francés Gilles Paquet-Brenner tenía tanto a favor como en contra a la hora de adaptar otra novela de Gillian Flynn, en este caso Dark Places, conocida en España como La llamada del Kill Club. Actualmente la novela está descatalogada y algún listillo puede pedirte un buen dinero por ella, así que mi consejo es que no lo pagues y esperes a una fecha de estreno español para encontrar una reedición de bolsillo con Charlize Theron en portada.
Visto el resultado, lo mejor que le ha quedado a la película es el nombre de la escritora en la portada, veremos si un seguro de cara a la taquilla, porque Dark Places potencia el aspecto televisivo de la obra de Flynn, presentando un discreto empleo de los elementos cinematográficos mientras muestra la verdadera naturaleza de las obras de la escritora.
Sin cambios de ritmo y con algo de torpeza para narrar en dos tiempos una trama de misterio muy inocente, Dark Places avanza en punto muerto de principio a fin, disfrazando de drama oscuro una historia que demuestra que David Fincher solo hay uno y que no todos los directores son capaces de aportar personalidad a la hora de transformar una historia mil veces vista en un ejercicio de estilo.
Charlize Theron hace lo que puede enfurruñando a su personaje, una mujer que vive con el tormento de haber sifdo testigo del asesinato de toda su familia tres décadas atrás. El empleo del satanismo se reduce a un incontable número de merchandising de los Misfits y a fumar porros, clichés tan inocentes que pueden llegar a provocar alguna risa en el espectador más puesto en el tema sectario. Además, el resto de personajes deambulan sin ton ni son, sobre todo ese Nicholas Hoult con un montón de dinero en su cartera, y el error de casting de Chloe Moretz como joven satánica de los ochenta impregna de ingenuidad todo el film.
Dark Places es una película muy de domingo de sobremesa en cualquier cadena de televisión, y sin llegar a ser una mala película, es posible que ande necesitada de la austeridad habitual de un Clint Eastwood, de alguien un poco más aburrido pero también menos pretencioso. O puede que también ande necesitada de la implicación que sí tuvo Flynn en el guión de la anterior.
Una película demasiado inocente que nunca acaba de ser emocionante, aterradora ni misteriosa. Un telefilm, pero sin el lujo de la estupenda película del director de Zodiac.
2 / 5