El ambiente de hospital lleva consigo las emociones más intensas en la vida de una persona. En el aspecto negativo tiene un gran protagonismo la muerte y enfermedades graves que añaden un punto dramático como ningún otro entorno (tan sólo el bélico se asemeja en cuestión de escenas drásticas). En lo positivo, es el lugar donde se inicia la vida de esos pequeñajos recién nacidos que tanta ilusión dan.
Los colmillos de los sedientos tiburones comerciales del marketing de la televisión hace años que vieron un filón en este tipo de contenido, dando lugar a nuevo target de mercado, las series de médicos. La iniciación llegó en fórmula similar a una sitcom de manos de “Un médico precoz”, con un jovencísimo Neil Patrick Harris (Cómo conocía a vuestra madre), mostrándose como un superdotado de la medicina y mezclando en los episodios romance, comedia y algo de drama.
Un poco más de acierto se tuvo en España al combinar comedia con mucho más drama en la conocida “Médico de Familia” de Emilio Aragón. El problema tanto con ésta como con la anterior fue el exceso de grabación en entornos caseros. Fueron sin duda Urgencias (que dio fama a George Clooney) y Hospital General (la serie de la BBC, no confundir con la española Hospital Central) las que crearon la fórmula mágica de centrar el 90% de la acción en las instalaciones hospitalarias (habitaciones, salas de espera y quirófanos) para enfatizar en el drama humano y las relaciones personales. El morbo de las enfermedades y la tensión narrativa relacionada sobre todo con las operaciones realizadas, crea una expectación en los espectadores muy difícil de igualar en otros productos.
Pero todo termina cansando, así que las series sobre médicos posteriores tuvieron que reinventarse. Un hospital sigue siendo algo atractivo (Anatomía de Grey es un absoluto éxito), pero ya no tanto que los médicos sean personas corrientes. Fue entonces cuando apareció “House” y desestabilizó todo el sector. Ácido, irónico e incluso algo malévolo, Hugh Laurie era el mejor antihéroe del mundo de los médicos que jamás había podido disfrutarse y las enfermedades mostradas eran tan extrañas como sencilla su última resolución. Muchos críticaron el “ligero” parecido del personaje de House con el doctor Perry Fox, uno de los personajes principales de la divertida serie Scrubs, también ambientada en un hospital, pero en tono de comedia. A pesar de todo, el éxito de House es incontestable.
Sucedáneos de este arquetipo han ido apareciendo para seguir explotando esta gallina con huevos de oro, ya algo gastada tras la finalización de la serie, y como no podía ser de otra manera mediante una radicalización de personajes. Ahí está “Enfermera Jackie”, una auténtica yonki pastillera ejerciendo de apoyo al sistema médico con más interés en colocarse que en ayudar.
¿El siguiente paso? La reinvención. El problema es que enfocar una serie sobre hospitales hacia otros géneros es peligroso, dado que el público no es el mismo y los que buscan tensión y drama humano, sólo lo encontrarán entre camillas y pasillos de hospital.
Última actualización: 13/12/2013