Muchos se preguntan cómo un director de la talla de M. Night Shyamalan ha conseguido decepcionar en más de una ocasión a sus seguidores. Las últimas películas que el realizador de la inolvidable ‘El sexto sentido’ rodó parecen haber tomado una línea descendente en cuanto a solidez narrativa y fuerza de enlace para con el público. Cada vez que se menciona al hindú, surge la controversia o el debate acerca de cuál fue verdaderamente su último buen trabajo.
Shyamalan emerge de nuevo, casi tímidamente, silbando bajito, presentando en esta oportunidad La visita (The visit), una propuesta de acotado presupuesto que mezcla, de forma agradable y llevadera, el terror con la intriga, sazonando la historia con interesantes dosis de un humor que en ocasiones resulta tan negro como divertido. La visita funciona, y si bien se encuentra lejos en nivel de sus obras más reconocidas, acaba dejando una impresión favorable, principalmente por todo lo que significa y representa un posible resurgimiento del director de Señales. La esperanza se renueva.
La visita (The visit) nos remite al viaje de dos pequeños hermanos a la granja de sus abuelos. Los jovencitos, registrando cada momento con cámara en mano desde el inicio, no conocen a los ancianos, puesto que estos hace años dejaron de hablarse con su hija (madre de los niños). Lo que debería preverse como un encuentro entrañable entre familia va cobrando tintes bastante extraños y aterradores cuando cae la noche. La condición que de primera instancia los abuelos señalan a sus nietos establece que no pueden salir de su habitación después de las 21:30 hs.
Uno de los aspectos que caracteriza a La visita radica en el empleo del “found footage” como método elegido para introducirnos en los acontecimientos. El recurso que se viene agotando hasta el hartazgo en una gran cantidad de piezas cinematográficas del género cobra, esta vez, una forma más que apreciable para el observador. Shyamalan no inventa nada nuevo pero aplica la técnica de un modo tal que incluso nos hace recordar, por los planos, a algunas de sus labores más distinguidas en sus comienzos. Se percibe, entonces, una especie de aire místico que parecía haberse perdido en las proyecciones posteriores a El bosque.
En cuanto a las interpretaciones, ninguno desentona sino que, por lo contrario, todos cumplen con holgura, pudiendo destacar el papel llevado a cabo por cada uno de los más pequeños del reparto: tanto Olivia DeJonge como Ed Oxenbould se muestran naturales y muy sueltos en sus roles.
En La visita lo intrigante se entremezcla con determinadas situaciones que merodean entre lo aterrador y lo bizarro, sin forzar los eventos ni mucho menos. Hay lugar para algunos sobresaltos simples pero efectivos, pero sin embargo, no todo lo que se presenta ante nuestros ojos está delimitado en la línea del terror; Shyamalan acierta al añadir como ingrediente especial un toque de comedia que gusta y contagia permitiendo, en el resultado global de La visita (The visit), que los seguidores de su filmografía puedan esperanzarse para lo que tal vez signifique una nueva etapa de redención en su cine.
3.5 / 5