Marvel se encuentra en su mejor momento cinematográfico, en plena dominación mundial y con la agenda a tope. Es inevitable, por tanto, que después de presentar uno de sus mejores trabajos, la superlativa Guardianes de la Galaxia, también nos deje por el camino algún que otro disgusto, como la forma de despachar a Edgar Wright de su próximo proyecto o, en el caso que nos ocupa ahora, ofrecer muestras de agotamiento de una fórmula a la que, aún así, todavía le queda mucho por andar.
La secuela de la brillante Los Vengadores es tan grande como la original. Puede que incluso más. Seguro que recuerdas perfectamente aquel famoso plano-secuencia-página-desplegable que el bueno de Whedon se sacó de la manga en el momento climático (si es que que había sólo uno) de la película, donde la cámara se iba con cada uno de los personajes y registraba lo que mejor sabían hacer. Bien, pues eso es lo primero que te suelta a la cara La era de Ultrón. Un plano secuencia abrumador (que en parte recuerda al del arranque de Los Mercenarios 2) que, claro, pone el listón muy arriba para las siguientes dos horas.
Las peleas de la secuela del Capitán América o las situaciones de acción del primer Vengadores se repiten de nuevo, no se han dejado nada fuera: la ciudad hecha trizas, los puentes destrozados, los inocentes pasándolas canutas y, como no, las plataformas voladoras más inesperadas que te puedas imaginar para montar un clímax a la altura. Y lo consigue, faltaría más. Lo consigue a fuerza de repetir hasta el infinito lo que las hizo grandes hace cuatro días.
También está la presión añadida por parte del estudio de querer ensamblar perfectamente cada eslabón, cada paso de cada personaje y cada movimiento argumental. Ese engranaje tan pesado necesita un poco de tres en uno para volver a dar los portazos que venía dando. Y de cara al futuro, con apuestas atractivas aún por llevar a la pantalla por primera vez y las series para Netflix (tengo que ponerme en serio con Daredevil, aunqe tengo que reconocer que los dos primeros episodios me han dejado indiferente), se presume de oro… hasta que lleguen las primeras bajas. ¿Será la taquilla igual de comprensiva cuando los trajes y armaduras cambien de actor?
De momento siguen aguantando el ritmo, pero se nota que los héroes también se cansan. Normal, su esfuerzo es titánico.
4 / 5