En una de sus citas más célebres (o al menos mi favorita), decía Charles M.Schulz: “Amo a la humanidad; es a la gente a la que no puedo soportar”. El creador de la tira cómica Peanuts, conocida en nuestro país como Charlie Brown, Carlitos o Snoopy se refería, como reconoció años después en una entrevista con el mítico periodista Mike Wallace, en el no menos mítico programa 60 minutos, al amor que sentía por el mundo de la infancia y el recelo que por contra le producía el de los adultos.
Esa idea la supo plasmar con una magistral mezcla de humor e ironía en todas sus historias. En Peanuts veíamos y escuchábamos a Carlitos, Linus o a Snoopy, pero nunca a un adulto. Sus opiniones no importaban. Sus voces eran ininteligibles para el lector porque en realidad Schulz escribía sus historias para los niños, tanto los que lo eran por edad como los que conservaban su niño interior.
Está adaptación producida por Fox y Blue Sky, el estudio detrás de la divertida saga Ice Age (cuya quinta parte llegará el próximo verano), ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos sin perder el encanto de las tiras de Schulz y cuidando con mimo la idiosincrasia de unos personajes absolutamente adorables. En Carlitos y Snoopy: La Película de Peanuts, los mayores que han leído los cómics hace años se reencontrarán con ellos y los más pequeños que no los conocieran todavía descubrirán un mundo lleno de inteligencia, sensibilidad y humor.
Dirigida por Steve Martino, hombre de la casa detrás de Horton o Ice Age 4, Fox y Blue Sky han querido ser respetuosos con el legado de Schulz y ser lo más fieles posibles al mundo imaginario creado por el dibujante. Para ello, han recurrido a dos de los hijos de Schulz: Bryan y Craig Schulz. Se nota a lo largo de todo el metraje el enorme cariño con el que Fox ha querido presentar a las nuevas generaciones a estos personajes tan míticos. La animación, aunque en 3D y por ordenador, es preciosista y detallista al tiempo que respeta el estilo un tanto Naïf de las tiras cómicas originales. Y la historia, tan sencilla como entrañable, consigue contentar tanto a los niños, que se quedarán en la lectura más superficial, como a los padres quienes, si como Schulz desearía, conservan todavía algo del niño que fueron, recordarán con nostalgia aquellos tiempos de la infancia felices, en los que nuestro mundo giraba completamente en torno al partido de fútbol del recreo o a esa niña nueva, que había llegado a mitad de curso y con la que no nos atrevíamos a hablar.
Carlitos y Snoopy: La película de Peanuts es, si tenemos niños pequeños, la película de las navidades. Y si no los tenemos, también.
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