La semana pasada, Cómo defender a un asesino terminaba su séptimo episodio de esta segunda temporada con Oliver en problemas cuando se encuentra a Philip en su salón. Todo el drama surgido en aquel momento parece que se desinfla un poco, pero al final una gran revelación nos ha dejado totalmente locos. ¡Alerta spoiler!
Secuestrado
Cuando Connor se entera de que su novio ha desaparecido, corre raudo y veloz a avisar a Annalise. Todo el mundo se pone nervioso y nosotros ya nos esperamos lo peor, pero resulta que Oliver aparece allí, en la casa de la abogada, acompañado de su nuevo amigo también hacker. Philip solo quería hablar, porque sabe que le han estado hackeando y que piensan que mató a los Hapstall. Y él asegura que no lo hizo, que sus padres biológicos viven en otro lugar y que no tiene nada que ver.
Eso sí, a Philip no se le olvida que le han hackeado y todo, por lo que deja claro que si no va a la policía a contarlo todo es porque quiere algo a cambio. Annalise le ofrece lo que quiera, pero él todavía no sabe el qué. Todos los allí presentes tienen la sensación -como yo- de que miente, así que Frank trata de conseguir una prueba de ADN del joven por medio de una caña de refresco que se agenció Oliver: porque resulta que en el tiempo que estuvo secuestrado se fueron a merendar.
Pero Frank tiene un problema: su enfermera furtiva que le agiliza sus asuntos en el hospital está hasta arriba de trabajo con el ADN, después de que alguien haya mandado analizar más de 300 pruebas. Asher (que en este capítulo está sembrado) descubre que ha sido cosa de Sinclair, y que si sabía lo de la prueba de Philip es porque tienen que tener un micro en la casa.
Bolígrafo espía
La ayudante del fiscal Sinclair sigue en sus trece de destruir a Annalise. Le lleva ventaja en victorias y ya hasta se conforma con fastidiarle un poco: le ofrece un acuerdo a los hermanos Hapstall de 18 años para cada uno. Es una manera de terminar con aquello, y la verdad es que se lo piensan. Annalise, que no firma acuerdos sino que gana juicios, manda entonces a Michaela a tratar de convencer a Caleb para que no acepte, mientras que es la propia Catherine Hapstall la que quiere hablar con Wes para ver qué haría él.
Cuando en la casa el grupo encuentra el micro (en un bolígrafo), le tienden una trampa a Sinclair, asegurando que el arma está escondida en la mansión. Ella se presenta allí con todo el departamento de policía, pero no encuentran nada. En esas, Sinclair se da cuenta de que se ha acabado el plazo que les dio a los Hapstall para acogerse al plazo. Vamos, que la jugada a Annalise le ha salido redonda.
Casi. Aunque parecía que era Caleb el que iba a coger el trato en todo momento, resulta ser Catherine la que se reúne en secreto con Sinclair y llegan al acuerdo de 10 años a la sombra y la exculpación total de su hermano. Annalise reconoce que es un buen trato, pero solo si fue ella quien mató a sus padres.
Hermanos
Como Cathy asegura que no mató a sus padres, tendrán que actuar rápido para conseguir que cambie de opinión. Menos mal que Frank se gasta parte del dineral que guarda en aquella maleta para motivar a la enfermera. La prueba de ADN de Philip le sitúa en la escena del crimen y le muestra como Hasptall. Así que Catherine termina rechazando el pacto in extremis. Por cierto, Philip es hijo de la tía Hapstall muerta y del PADRE Hapstall muerto. Hijo de dos hermanos, vaya.
Pero eso es lo más light. Catherine le regala a Wes un retrato de su familia (supongo que a partir de una foto). Y mientras el joven observa la creación (en la que la madre no se parece en nada a Annalise, por cierto, adiós teoría loca), se da cuenta de que esos feos trazos los ha visto él antes… ¡en una de las fotos que tiene hackeadas de Philip! Así es. Vemos como –aunque dijo que no- Cathy conoce a Philip y están trabajando juntos.
Es más. En este capítulo, Michaela y Caleb terminan confesándose amor y salseando juntos. Después de todo el asunto, y viendo que el joven ya puede confiar en ella, le muestra algo sorprendente: ¡una pistola oculta que encontró en la mansión! Sí que había de verdad un arma allí. Y si no la puso él… ¿fue su hermana? ¿Es Catherine Hapstall la culpable de todo? Tiene pinta, cada vez tiene más pinta.
Pero pasan más cosas
Annalise tiene tres cosas importantes este episodio. La primera es la reconciliación con Nate por todo lo alto, un Nate que les es de mucha ayuda pues es policía. Después está lo del ADN de Philip, que la abogada decide presentar para librar a sus defendidos. ¿Lo conseguirá? ¿Cómo cambiará todo saber lo de Catherine? Por último, tenemos lo de Bonnie, que solo sale en este capítulo acurrucada en la ducha. No quiere hablar con nadie y parece que no le perdonará su traición.
Después del susto con Oliver, Connor y él celebran que está vivo y a salvo montándoselo en la mesa de Annalise en la clase. Sí, en la universidad. ¿No quería saber de leyes y estar al tanto de lo que hacían? Pues eso. Otros que también se lo pasan en grande son los #flaurel. Frank recupera la confianza de Annalise cuando aparece con la prueba de ADN, y Laurel se convierte en la sustituta de Bonnie por el momento. Además, ya se tratan de novios y todo.
Y la noche de la mansión
En nuestro último encuentro la semana pasada, descubrimos que Bonnie precipitaba a Sinclair por un balcón haciendo caso de todas y cada una de nuestras plegarias. En esta ocasión y, a solo una semana del llamado mid-season finale (capítulo de mitad de temporada en el que hacen parón), solo nos muestran lo que ocurre después de aquel momento de vuelo de la ayudante del fiscal.
Bonnie se enfrenta a los estudiantes y le pide la pistola a Wes, que se la da. No hay rastro de Annalise, ni de Asher. ¿Qué nos quieren decir con esto? ¿Cómo cambia la cosa al saber que la dichosa pistola termina en manos de Bonnie? Catherine Hapstall y Philip, por cierto, entran en mi TOP 3 de malos de esa noche en pareja y por la puerta grande. Pero Cathy termina en un bosque por culpa de Frank. Y no hay rastro de Philip. Y yo no entiendo nada.
Última actualización: 13/11/2015