Una de las series que más prometen se acaba de estrenar esta misma semana. Se trata de Better call Saul, spin-off y a la vez precuela de la exitosa Breaking Bad. La cadena AMC ha aprendido bien lo que tenía que hacer desde un principio y cuenta con el mismo equipo que trabajaba detrás de Breaking Bad, bajo la dirección de Vince Gilligan y Peter Gould.
La serie cuenta la vida y obra de Saul Goodman (Bob Odenkirk), el desdichado abogado co-protagonista de la serie original, pero seis años antes de conocer a Walter White (Bryan Cranston). La cadena acaba de estrenar la primera temporada, que cuenta con 10 capítulos, pero ya podemos afirmar que existirá –al menos- una segunda con 13 episodios más. Está claro que las expectativas son bastante altas. ¡Alerta spoiler!
Todos hemos tenido 19 años
En la serie, que parece traernos, llevarnos y devolvernos en una espiral de información entre Breaking Bad y Better call Saul, tendrán cabida muchos personajes ya conocidos para los seguidores habituales de White, así como muchos nuevos.
La serie comienza poniendo en situación, en forma de guiño, a la vida de Saul después de Walter White. Eso sí, un guiño corto, supongo que como recordatorio de lo que estamos viendo. En blanco y negro, podemos ver a Goodman trabajando en un restaurante, con bigote, intentando pasar desapercibido. Sin embargo, parece que alguien le reconoce, aunque se trata de una falsa alarma. De vuelta en casa, Saul decide recordar sus días de abogado y revisionar algunos de sus anuncios para televisión con nostalgia.
Después, se hizo el color, y eso significa que volvemos al pasado (el presente, para la serie). Año 2002, Albuquerque, y Saul Goodman no solo no sabe quién es Walter White, sino que ni siquiera se llama así. Su verdadero nombre es James McGill, y está en la ruina. El abogado trata de defender a tres chicos culpables de violar a –parte- de un muerto. La situación es dantesca y, aunque Jimmy (como le llaman ahora), trate de convencer al jurado de que “todos hemos tenido 19 años”, existe vídeo y todo. Sin embargo, que sus clientes sean declarados culpables parece el menor de sus problemas.
De mal en peor
Cuando James recibe una llamada importante de un posible cliente hace lo que sea para aparentar. Primero se hace pasar -con más o menos suerte- por su secretaria y les cita en un café, pues su “oficina” es el almacén trasero de un salón de belleza asiático. Su situación financiera es desastrosa, tanto, que incluso tiene que discutir con un trabajador del parking por tres míseros dólares. Se trata de Mike Ehrmantraut (Jonathan Banks), y la serie ya se encargará de mostrarnos su trayectoria.
El cliente de James es importante: el tesorero Craig Kettleman ha sido acusado de desviar casi dos millones de dólares y acude con su esposa Betsy a él, aunque tiene la impresión de que lo de tener defensa ya le convierte un poco en culpable. Aunque McGill logra convencerle, Betsy asegura que es mejor pensarlo antes de firmar el acuerdo de defensa y se largan de allí antes de contratarle.
Camino a casa, James llama a una floristería para encargar unas flores para los Kettleman, a ver si así puede convencerles, sin embargo, mientras la floristera le está contando que su tarjeta es rechazada, atropella a alguien. Muerto de miedo, Jimmy baja del coche y encuentra a un patinador tirado en el asfalto llorando por su pierna rota. Su hermano, que lo tiene todo grabado, asegura que deben de llamar a la policía, pero James le ofrece una alternativa que los chicos aceptan: ellos mismos ponen el precio, 500 dólares y estará todo olvidado.
Hamlin, Hamlin & McGill
Obviamente, se trata de un truco y Jimmy les caza en seguida. “Os doy un 9,6 por la técnica y un cero por la víctima, soy abogado y ahora me pagaréis vosotros a mí la luna rota de mi coche”. Los chicos salen corriendo de allí y James llega a la “oficina” a lamentarse como siempre. Ni un mensaje en el contestador y un montón de facturas por pagar. Sin embargo una carta, del despacho de abogados Hamlin, Hamlin, & McGill, llama su atención. Contiene un cheque por valor de 26.000 dólares que no tarda en hacer pedazos.
La serie en seguida nos pone en situación, porque la vida de James va mucho más allá. Jimmy llega a las oficinas de Hamlin, Hamlin, & McGill, donde irrumpe en una sala de reuniones buscando a Howard Hamlin (Patrick Fabian). Es entonces cuando nos enteramos de más cosas. Chuck McGill, hermano de James, levantó de la nada ese prestigioso bufete de abogados y ahora que sufre una enfermedad mental su socio Howard quiere quitárselo de en medio.
Pero Jimmy no está de acuerdo y reclama para su hermano los 17 millones que le corresponden de su parte de la firma. Al salir de las oficinas, para acrecentar su enfado, encuentra a Howard con sus nuevos clientes, Craig y Betsy Kettleman. Parece que la vida de James no levantará el vuelo por ahora.
Bailemos
Jimmy llega a casa, donde vive con Chuck (Michael McKean). Su paranoia con el electromagnetismo es evidente, pero el hombre asegura que se curará y volverá al bufete a trabajar como antes. Sin embargo, James tiene claro que eso no sucederá y le pide que liquide su parte de la firma pues a base de juicios de poca monta él no puede mantenerlos a los dos.
Chuck no solo no piensa reclamar nada (lo que supondría cerrar el bufete y despedir a mucha gente) sino que le asegura a su hermano que lo que él hace es lo bonito, la abogacía de oficio es el último recurso de defensa de mucha gente y la satisfacción personal es mucho más gratificante que la miseria que le pagan por caso.
Su hermano entonces le entrega un cheque. Howard ha visitado a Chuck y, aunque James ya le dejó claro que su hermano no se conformaría con minucias, lo cierto es que Chuck acepta y se ofrece a pagar semanalmente a su hermano una cantidad como renta. Además, Hamlin le pide a Jimmy que se cambie el nombre, pues el apellido McGill puede hacer pensar a la gente –erróneamente- que es socio del bufete (¿de aquí lo de Saul?). “¿Así que quieres bailar, Howard? Bailemos”.
Plan B
A James se le ha ocurrido un plan para sacar un buen dinero y eso implica a dos recién conocidos, Cal y Lawrence, los hermanos patinadores que le intentan timar. Les ofrece un negocio si trabajan juntos. Su víctima no será otra que Betsy Kettleman. Harán lo mismo que le hicieron a él pero aparecerá de repente como abogado y todos sacarán tajada. El problema es que, una vez sucede el “atropello”, Betsy decide no bajar a ver qué ha pasado y se da a la fuga.
Los hermanos siguen al coche hasta una casa pero de él no se baja la señora Kettleman sino una anciana hispana que no entiende el inglés. Cal y Lawrence le increpan y piden dinero, pero la señora decide que mejor entren en casa y que del asunto se encargue su hijo. Poco después llega James, que toca a la puerta.
El primer episodio termina cuando se abre la puerta y aparece Tuco Salamanca (Raymond Cruz), pistola en mano, y agarra a Jimmy y le empuja hacia adentro. Tuco tenía un papel importante en Breaking Bad y estoy seguro que la serie se encargará de presentárnoslo en condiciones.
Opinión
Better call Saul tiene un camino tal vez algo cuesta arriba, y es que después del éxito de Breaking Bad es difícil prever hasta qué punto la vida de Saul Goodman (ahora James McGill) será tan interesante. Por ahora vemos que en este primer capítulo han cuidado muy bien los tiempos y han sentados las bases correctamente.
Para quien no ha visto Breaking Bad, se plantean muchas más dudas y puede perderse muchas conexiones importantes al no reconocer ciertas caras (como Mike o Tuco), sin embargo, creo que también es una ventaja, pues si la serie tiene la suficiente calidad resulta un aliciente descubrir poco a poco la historia de cada personaje, sin saber cómo va a terminar.
Better call Saul es un libro en blanco que parece escrito a partir de cierta página pero que, por el principio, puedes alargarlo como quieras. Nos han presentado a Jimmy, sabemos un poco más de su vida y sus problemas, y tenemos un marco de posibilidades infinito. Falta saber si, como ya aparenta, merece la pena colgarlo.
Puntuación: 8
Última actualización: 10/02/2015