Hace un par de capítulos, el propio James McGill decía en Better Call Saul que su pasado había sido algo oscuro y reconocía haber hecho de las suyas para sobrevivir. En este cuarto episodio de la serie, vemos un poco más de las artimañas, pasadas y presentes, a las que el abogado recurre para salir adelante. Unos trucos que no están al alcance de cualquiera. ¡Alerta spoiler!
Trucos
Otro capítulo que comienza en el pasado. Un joven Jimmy sale de un bar junto a un amigo, aparentemente muy agustito los dos. Chicago, gente joven, agua con misterio. Terminan por las calles de la ciudad aullándole a la Luna. Caminando, tropiezan con una cartera repleta de billetes, por lo menos mil dólares. Cuando la cogen, McGill se da cuenta de que el dueño no anda muy lejos. Tirado en el suelo y casi inconsciente, un señor gordo lleva en la muñeca un señor Rolex en el que paran las miradas de los dos chicos.
Como el que se lo encuentra lo roba y se lo queda, empiezan a discutir sobre cómo repartirse el botín. El amigo de James sabe que un Rolex anda por los tres mil dólares, así que intenta puar a Jimmy ofreciéndole no solo el dinero de la cartera, sino también otro tanto de su bolsillo. Y en paz. Con el beneplácito de McGill, el amigo sale corriendo riéndose por el trato favorable que acaba de hacer, pero obviamente no es así. El reloj es falso, y James está compinchado con el señor gordo. Acaban de ganar dinero.
Unos días de acampada
Después de esta introducción, que pronto cobrará sentido, la serie nos devuelve al presente, al instante del episodio anterior en el que James encontraba a los Kettlemans en su acampada particular. Como temíamos, ni Craig ni Betsy están muy por la labor de colaborar; pero es que Nacho sigue detenido y a McGill se le acaba el tiempo. Deciden que tal vez con un par de fajos de billetes a Jimmy se le olvide que ha visto todo ese dinero volar. Ellos volverán, sí, pero con la pasta a buen recaudo.
Sea como sea, los Kettlemans regresan públicamente de “unos días de acampada” y Nacho es puesto en libertad. Aun así, al narcotraficante sigue habiéndole una ficha que no le termina de encajar: alguien avisó a la familia de que su dinero robado corría peligro y les avisó. Aunque intuye que fue su abogado, James se encarga de asegurarle que no, y que quien fuese le hizo un favor.
Marketing
Evidentemente, McGill aceptó el soborno, pues se gasta el dinero en un sastre de los buenos. Su plan es convertirse en un Howard Hamlin. Le basta un buen traje, corbata y algo de Photoshop para hacerse una valla publicitaria gigante justo en pleno trayecto al trabajo del antiguo compañero de bufete de Chuck. El ahora jefe del prestigioso bufete, no solo piensa que se ha convertido en un clon, sino que además se ha apropiado del logo de su empresa e insta a Kim a que hable con él o irá con todo.
Jimmy le asegura a la mujer que no es nada personal. Algo totalmente falso. Claramente se trata de una venganza, pues Howard quería que no utilizase su nombre. Aunque cuando Hamlin lleva a James ante el juez, ésta le insta a retirar el anuncio de inmediato. Pero McGill no se rendirá tan fácilmente claro: decide llamar a todos los periódicos y cadenas de Albuquerque, aunque nadie parece interesado en su caso, por lo que se las tendrá que apañar él solo.
Más trucos
Contrata a unos estudiantes de cine y se planta con ellos a grabar, mientras un operario retira su valla publicitaria, cómo un poderoso bufete se aprovecha de un pequeño emprendedor gracias a su dinero e influencia. En cierto momento de la grabación, el operario resbala y queda colgando de la valla, así que Jimmy va corriendo a intentar salvarle. Como en el pasado, se trata todo de un truco y el operario estaba compinchado con James. Su hazaña aparece en todas las televisiones y periódicos locales.
El plan de marketing funciona y el contestador de la oficina de McGill registra un total de siete mensajes. El problema es que Chuck no puede enterarse, pues en el pasado le prometió a su hermano que no volvería a cometer tales fechorías. Cuando llega a visitarle, se encarga de esconder el periódico de la ciudad en el que sale ese día en portada. Sin embargo, Chuck ve el periódico en la puerta de la casa de sus vecinos y, armado de valor y su protección en papel de aluminio, sale a la calle y logra agenciarse uno de ellos.
Opinión
Me encanta el momento de Chuck, dejando un billete en el lugar donde el periódico de su vecina estaba, bajo una piedra, envuelto en sus protecciones, mientras la señora mira extrañada por la ventana como su vecino huye del lugar con su periódico. Cuando llega a casa, Chuck parece entender enseguida que su hermano se ha mentido en líos otra vez.
Sin duda, la serie se va abriendo hueco y ya vemos cómo la vida de James parece que se va centrando. Sin embargo, lo hace sobre terrenos fangosos, de mentiras y sobornos, que esperemos no le pasen factura en un futuro.
Puntuación: 8
Última actualización: 24/02/2015