Albert Camus, premio Nobel de Literatura, dijo algo feroz pero muy cierto: “No ser amado es una simple desventura. La verdadera desgracia es no saber amar”. Lucas Belvaux es un especialista en producir largometrajes que muestran la problemática de las relaciones personales. Trabajos de este realizador belga como la trilogía de las Relaciones que hizo en 2002 (‘Después de la vida’, ‘Escapando’ y ‘Una pareja perfecta’) son la mejor muestra de ellos. Llega a España una de sus mejores obras, se trata de ‘No es mi tipo’, que sigue ahondando en los dilemas de la pareja.
Clément es filósofo y parisino. Un hombre que se dedica en cuerpo y alma a las teorías y sus escritos. Despreocupado en lo sentimental, su vida tendrá un cambio radical cuando le destinen a la ciudad de Arras, situada en Paso de Calais, al noreste del país. Esa pintoresca ciudad está en los confines del mundo para un parisino. Allí dará clase de filosofía a adolescentes despreocupados por las teorías del individuo y que piensan más en optimizar el tiempo y la economía. También en ese apartado lugar conocerá a Jennifer, una peluquera vivaracha con gustos mundanos caerá rendida de amor ante este intelectual burgués. Sin embargo, quizás él no sepa corresponderle.
Lo que Belvaux pinta como una clásica comedia romántica, en realidad es un drama y un ensayo sobre las relaciones de pareja. El guión, escrito por él mismo, destaca a un protagonista amante de las letras y de la descripción del amor que no sabe realmente que es amar. Sin embargo, Belvaux tiene la delicadeza no crear un hombre inmaduro o incompetente, aquél que odiaría el público. No, el cineasta confecciona a un protagonista franco consigo mismo y con los que se relaciona, de aspecto níveo y sin apenas sentimiento. Junto a él, lo contrapuesto. La joven protagonista sabe que quiere y cómo lo desea. Por eso, y pese a estar enamorada, será consciente del error que ha cometido al juntarse con alguien que no la ama cómo debería ser, según su punto de vista.
Y esa problemática, el darse cuenta de que no se es correspondido como se quiere, es el trazo duro que impera durante todo el metraje. No es sencillo de elaborar, los personajes necesitaban dos actores que consiguiesen trasmitir de manera directa pero sutil esas emociones. Y esos dos intérpretes son los magistrales Émilie Dequenne y Loïc Corbery, miembro de la Comedie Française. Ganadores ambos de los premios a mejores actores en el Festival de Cine de Cabourg. Al inicio, ambos ya saben que son como el agua y el aceite. Sin embargo, como hace gran parte del mundo, deciden intentar tener una relación. Y ahí reside el encanto de ambos intérpretes. Claro que es posible que uno dé clases sobre Immanuel Kant y lea a Dostoievski y sea compatible con una que sea seguidora de las películas protagonizadas por Jennifer Aniston y lea a Anna Gavalda. Pero esos polos tan opuestos, que en otro tipo de producciones se atraerían de manera inevitable y apartarían sus diferencias, sirven de excusa para mostrar cómo dos personas que se gustan pueden no estar hecho el uno para el otro.
Y todos esos problemas, sentimientos y emociones se muestran de manera no verbal, con las expresiones y las miradas de sus actores. Salvando las distancias, Dequenne (maravillosa Rosetta con los Dardenne) se convierte en una joven Charlotte Rampling en ‘45 años’, aunque adelantándose a los acontecimientos y escapando de la situación antes de que sea demasiado tarde.
‘No es mi tipo’ esconde, tras ese perfil amable, un duro y complicado ensayo sobre las relaciones sentimentales. Interesante visión que apenas suele ser visto en este tipo de producciones y que son de agradable sorpresa para el espectador.
4 / 5