Pese a lograr tensar la trama hasta su punto final, ‘Gorrión rojo‘ carece de espíritu, dejando una serie de secuencias muy bien ejecutadas pero lejos de propuestas contemporáneas como ‘John Wick‘ o ‘Atómica‘. El papel protagonista le hubiera sentado mucho mejor a Margot Robbie.
Nívea y mortal seducción
La famosa bailarina y espía neerlandesa, Mata Hari, dijo: “Si alguien dice que me proporcionó información secreta, el delito lo cometió él, no yo”. Parece que Jennifer Lawrence ha aceptado del todo que se ha hecho mayor, lejos ya parecen estar los años en los que combinaba personajes adultos, obra de David O. Russell la mayor parte de ellos, con papeles más propios de su edad, véase la saga ‘Los Juegos del Hambres’. Precisamente de esa franquicia cinematográfica también viene Francis Lawrence, mismo apellido pero ningún parentesco, que dirigió tres de las cuatro películas de la saga distópica. Ahora ambos quieren demostrar que son capaces de realizar un filme que, en el fondo, es similar pero “más adulto”, porque ‘Gorrión rojo’ guarda muchas semejanzas con las desventuras de Katniss Everdeen.
Dominika Egorova es una famosa bailarina rusa que trabaja arduamente para ayudar a su pobre madre enferma. Tras una lesión que le obligará a retirarse de los escenarios antes de tiempo, pide ayuda a su tío Iván, que trabaja para la inteligencia del gobierno soviético. Sin querer, será convertida espía del gobierno si no quiere ser asesinada. Adiestrada por una gélida “Matrona”, Dominika aprenderá a utilizar su cuerpo como arma de letal seducción en un duro entrenamiento en el que le enseñan a ser un mero autómata que actúa según las órdenes de sus superiores. Su primer objetivo será Nate Nash, funcionario de la CIA que recibe información de un topo de la inteligencia rusa. Egorova y Nash se gustarán, hasta tal punto que entrarán en una perversa espiral de atracción y embustes en la que nadie, realmente, sabrá cuáles son las verdaderas intenciones de cada uno.
Elegantes escenas de acción para una película sin alma
Basada en la novela homónima de Jason Matthews, ‘Gorrión rojo’ pretende convertirse en un elegante y clásico thriller de espionaje, en el que el público será testigo del proceso deshumanizador de la heroína del largometraje. La verdad es que sus escenas de acción, como las del entrenamiento, son interesantes, llaman la atención. No es de extrañar, ya que muchas imágenes son coreografías perfectamente ejecutadas, además de contar con una gran veterana de la interpretación como es Charlotte Rampling, capaz de mimetizarse con los personajes más gélidos posibles.
Pero Francis Lawrence quiere jugar a ser Brian De Palma y Paul Verhoeven, cuando, lo cierto, no tiene ni la picardía ni la personalidad de ambos realizadores. Lawrence ya pinchó con el drama romántico ‘Agua para elefantes’ y con la fantástica ‘Constantine’. De hecho, ‘Gorrión rojo’ contiene errores muy similares a la película que protagonizaron Resse Witherspoon y Robert Pattinson, una cuidada ambientación, escenas preciosistas pero ninguna química en su pareja protagonista, ya que Jennifer Lawrence y Joel Edgerton no transmiten esa espiral en la que deben verse envueltos, no tienen nada de conexión, dando la sensación de estar ante una pareja completamente impostada.
Pero no solo eso, no es lo suficiente gélida para ser un thriller potente de acción como lo fue ‘Atómica’, tampoco es lo suficiente pícara ni tiene espíritu brtual, pareciendo una versión desangelada y conservadora de ‘Nikita, dura de matar’. Lawrence, el director, pretende recalcar que está ante una protagonista femenina diferente, cuando es una versión descafeinada de otras heroínas cuyos golpes fueron más duros, certeros y sibilinos. Al final, es una versión de ‘Los Juegos del Hambre’ pero con espías, con una heroína obligada a convertirse en un arma de matar, que se enamora de quien no debe y debe sobrevivir en un peligroso juego de espejos. Eso sí, con corazón y atormentada por cargar con un peso familiar muy grande.
Jennifer Lawrence no aprueba como espía soviética
A ello hay que añadirle que Jennifer Lawrence, pese a hacer un increíble esfuerzo por mimetizarse en la seductora espía soviética, no es creíble en un papel que hubiera defendido mucho mejor Margot Robbie, Scarlett Johansson o, en su momento, actrices con mayor presencia como Angelina Jolie, Charlize Theron (otra toca recordar ‘Atómica’) o Kim Bassinger. Tampoco sus partenaires cumplen, Joel Edgerton tiene la misma expresión facial en la mayor parte de la película, Jeremy Irons también parece estar con el piloto automática (lleva una temporada así), igual que Matthias Schoenaerts, que no suele tener tanto atino en sus proyectos hollywoodienses.
‘Gorrión rojo’ mantiene la tensión en todo momento, eso es cierto. Sin embargo, su trama, canónica a más no poder, su supuesto mensaje feminista, más conservador de lo que quiere aparentar, y su casposo maniqueísmo la lastran, al igual que un reparto con muy poca química. Lawrence sigue demostrando ser un director ideal para proyectos hechos por productores, con buena habilidad para rodar con el piloto automático y con ningún tipo de alma.