Hay que reconocer que Garci los tiene bien puestos. Presentar una película con los personajes de Conan Doyle más vivos que nunca y, sobre todo, más modernos, dentro de una película sin exteriores y con un presupuesto paupérrimo que no daba ni para figurantes, ya es motivo suficiente para interesarse por la apuesta. El guión, proveniente de la imaginación del director y de Eduardo Torres Dulce, compañero de aventuras de Garci, nos presenta a Holmes y Watson visitando la capital de España en busca de Jack el Destripador. Una vez en la ciudad, caerán rendidos ante la fiesta nacional o el cocido, además de beber los vientos, sobre todo Watson, por las mocitas madrileñas.
Holmes y Watson es teatro filmado y editado por el director, y durante algo más de dos horas, Garci, en su faceta de montador, bate el récord absoluto de fundidos y encadenados, como si cada una de las secuencias de la película necesitara una pausa para cambiar el decorado o para insertar publicidad.
También es una película de cameos, porque el papel de Gallardón o el de Juan Muñoz (por cierto, primer personaje en aparecer en la película, que no duda en decir JÁ), o el simpático revisor de tren interpretado por el gran Carlos Iglesias, no son más que breves aportaciones.
Destacar algún actor, como la pareja protagonista (uno acaba cogiendo cariño a Watson y todo) o Víctor Clavijo y Carlos Hipólito, otro breve papel para interpretar a Galdós, que dejan buen sabor de boca. Macarena Gómez es, de las chicas, la que mejor se siente en la película, al contrario que Belén López o Leticia Dolera y Manuela Velasco, que parecen dudar de cada palabra que de sus líneas.
Hay docenas de detalles tróspidos. El idioma universal que hablan todos los personajes (aunque a Watson le cueste pronunciar algún nombre español), y las pronunciaciones nativas de algunas palabras inglesas o Jorge Roelas, que anda por ahí haciendo lo que mejor sabe hacer: el Marcial. Pero las transiciones sin exteriores, realizadas con cuadros, se lleva la palma.
Simpática en mayor o menor medida y curiosa, Holmes & Watson: Madrid Days, merece un vistazo por su arriesgada apuesta y es, de lejos, la propuesta más atractiva de su director en muchos años.