Ciertamente, resulta muy difícil innovar con los tradicionales cuentos de hadas. Disney ha demostrado, sólo con sus dos últimas propuestas, la habilidad de reinvención de sus clásicos en acción real combinando lo antiguo con lo moderno de forma calculada y medida. ‘Cenicienta’ y ‘El libro de la selva’ son los honrosos casos a destacar. En el caso de ‘Las crónicas de Blancanieves: El cazador y la reina del hielo’, lo cierto es que produce una sensación agridulce.
La historia se remonta antes de que la malvada reina Ravenna fuese derrotada y ajusticiada por Blancanieves. La seductora monarca vive conquistando reinos a base de sus encantos y oscuras argucias. Tras enviudar de su último marido, logra convertirse en reina de un nuevo imperio. En ese momento es testigo de cómo su hermana, Freya, es traicionada por su joven amor y, tras un trágico suceso, el corazón de Freya se congela para convertirse en la tenebrosa Reina del Hielo. Ahora, Freya crea un palacio de eterno invierno en el que recluta a niños para convertirlos en su legión de cazadores. Es así como se conocen Eric y Sara, que no podrán evitar enamorarse. Cuando la Reina del Hielo se entera, envía al cazador al destierro, lo que provocará que, tras haber ayudado a Blancanieves, vuelva para enfrentarse a la Reina del Hielo que ha resucitado a su hermana para hacerse con el control del mundo y destruir a Blancanieves.
Si algo falla en esta secuela es la clara ausencia de Kristen Stewart. Tras el escándalo surgido con la actriz y el director de la anterior cinta, Rupert Sanders, se retiró a Stewart de la secuela, argumentando que se enfocaría la trama en el cazador. Sin embargo, esa omisión del personaje está presente durante todo su metraje, provocando la sensación de que falta algo. Con esa gran contra, lo cierto es que la película cumple como buenamente puede.
El fenómeno ‘Frozen’ ha conseguido que la malvada Reina del Hielo de Hans Christian Andersen encuentre a una hermana peor que ella que es la madrastra de la susodicha Blancanieves. Los productores hilaron fino para lograr que un nutrido grupo de reconocidos actores se presten a participar en esa secuela o precuela.
Charlize Theron vuelve a vestirse de maligna gobernante, logrando captar toda la atención del público en el poco tiempo que aparece, como mucho 10 minutos de una película que dura 113; Emily Blunt tiene el personaje más complejo de la película, la Reina del Hielo se mueve motivada por el odio y el rencor, se trata de una heroína trágica disfrazada de villana. A estas dos grandes actrices hay que sumar la presencia de Jessica Chanstain, quizás la mejor actriz de su generación, con una cazadora herida y que sabe jugar sus cartas. Tres actrizones que dejan fuera de juego a Chris Hemsworth, que sigue sin poder demostrar su talento dramático, más allá de ‘Rush’ y allí encima le quitó todo el reconocimiento el alemán Daniel Brühl. De momento, su hermano Liam está siendo más atrevido en la elección de sus papeles.
Con ese reparto, cuesta creer que no hayan conseguido crear un guión potente y realmente distinto a lo que ofreció ‘Blancanieves y la leyenda del cazador’. Cierto es que la historia es más potente que la de la anterior cinta, sin embargo, también resulta más inconexa y lleno de pequeños matices que hace que tengan unos cuantos anacronismos que la lastran. Eso el público lo notará, aunque lo podrá perdonar no sólo por su llamativo elenco, sino también por unos efectos visuales y un diseño de vestuario magistrales.
El equipo de efectos visuales ha logrado crear una película sorprendente e impactante respecto a este apartado, el espejo vuelve a ser el momento de mayor alarde de técnica, logrando un resultado increíble. Colleen Atwood ha vuelto a demostrar su estupenda habilidad para la creación de un vestuario majestuoso y propio de grandes producciones. Aplauso también para Phedon Papamichael por una fotografía muy lograda. Todo ese apartado técnico salva a ‘Las crónicas de Blancanieves: El cazador y la reina del hielo’ de la quema y consigue que supere en calidad a la primera película y esté muy por encima de la infecta ‘Maléfica’. Un divertimento de evasión y palomitero honesto consigo mismo, del que es imposible echarle en cara algo. Quizás un director experimentado hubiera aportado una mirada distinta, pese a ello, es un filme digno.