La premio Nobel de la Paz y defensora de los derechos de los indígenas, Rigoberta Menchú dijo: “Los pueblos indigenas hemos podido ocultar nuestra identidad porque hemos sabido resistir”. Premio Art Cinéma en la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes, la tercera película del colombiano Ciro Guerra, ‘El abrazo de la serpiente’, fue toda una sorpresa en el panorama cinematográfico del año 2015. Seleccionada por su país para competir en los Oscar, premio al que finalmente optó, es una de las propuestas más sugerentes del cine iberoamericano.
En 1909, el científico alemán Theodor Koch-Grünberg llega a la selva amazónica de Colombia para conocer a Karamakate, un chamán de la región y el único superviviente de su tribu. El motivo para conocerle es para buscar la yakruna, una planta sagrada que se cree que tiene potentes efectos medicinales y parece extinta. Koch-Grünberg se encuentra gravemente enfermo y busca una cura. En 1940, otro científico, el estadounidense Richard Evans Schultes, va en buscar de un vetusto Karamakate para buscar la misma planta.
Esta exploración histórica y onírica sobre el pasado colonial del país sudamericano se adentra en los sentidos más salvajes del ser humano, en un incómodo diálogo entre lo occidental y lo nativo. Guerra da un paso más allá en sus ensayos sobre pasado y presente del legado cultural e histórico de su país con esta propuesta, que es más experimental de lo que fueron ‘La sombra del caminante’ y ‘Los viajes del viento’. Con una cuidada fotografía en blanco y negro, el realizador se adentra en lo más recóndito de la Amazonía y mostrar la cara más inhóspita de los efectos de la colonización y la mirada indígena hacia lo forastero.
Influenciado por el exotismo de Werner Herzog, quien hace poco revisitó Sudamérica con la magnífica ‘La sal de la tierra’, y que recuerda también a esa maravilla que fue ‘Tabú’ del portugués Miguel Gomes. ‘El abrazo de la serpiente’ disfraza en una película de aventuras, una historia del legado ancestral de los indígenas y de cómo el efecto colonizador y su mestizaje enterraron parte de una historia milenaria. Y todo con dos miradas, ciencia e historia. La primera de la mano de los científicos, la segunda del indígena Karamakate. A modo de pasado y presente, Guerra crea un interesante relato que emula a un documental histórico gracias a un magnético (y necesario) blanco y negro que logra centrar la atención en sus protagonistas y consigue crear la sensación de estar ante un documental histórico.
Destaca el realismo mágico que utiliza el cineasta y los constantes cambios de tiempo hacen de esta experiencia visual una sensación de agradable desconcierto gracias a lo que muestra. El impacto sociológico de las consecuencias que trajo la invasión española (guerras territoriales, imposición religiosa y obligado mestizaje) son puestas en evidencia con una fuerza ambivalente en esta obra. Cierto es que Guerra evita discursos maniqueos y victimistas sobre lo sucedido en la historia de la América española, pero tampoco es condescendiente.
Con lo cual, ‘El abrazo de la serpiente’ propone varias cuestiones históricas y filosóficas para el espectador, que quedará atrapado en este tour de force amazónico que hechiza y perturba al unísono. Una experiencia muy diferente a la que se vive, normalmente, en una sala de cine. Hipnótica, una maravilla que confirma la buena salud del cine iberoamericano.