Las películas de superhéroes han llegado a un encorsetamiento en su género, que ya se le ven las costuras a cada una de obras. Un ejemplo son prácticamente todas las producciones de la Fase 2 de Marvel, siendo ‘Capitán América: El soldado de invierno’ y ‘Guardianes de la galaxia’ las únicas que realmente ofrecían algo diferente. Los ‘X-Men’, por otro lado, están sujetos a menos presión gracias a Bryan Singer, que ha suya la franquicia. Pero faltaba ese toque canalla y ácido, ese que el propio género necesitaba. Y llega de la mano de un valiente debutante, Tim Miller, con ‘Deadpool’.
Se trata del anti-héroe más irreverente de los cómics de Marvel. Wade Wilson es un tipo que se gana la vida como mercenario en Nueva York. Fue un antiguo operativo de la Fuerzas Especial. Vive con su novia, Vanessa, que fue prostituta. Sin embargo, pese a tener cierto equilibrio de vida, la tragedia sacudirá a la pareja cuando le diagnostiquen a Wade un cáncer terminal. Pese a ser reacio a una cura experimental, desesperado, finalmente acepta. Los experimentos son brutales y dejan físicamente destrozado al joven y con graves secuelas. Sin embargo, consigue recuperarse y convertirse en alguien prácticamente inmortal. Entonces, decidirá convertirse en Deadpool y vengarse de aquellos que experimentaron con él.
Es evidente que ‘Deadpool’ es una propuesta surgida por el propio público y un proyecto personal que consiguió luz verde por parte de Fox. Si no, no se entiende semejante libertad creativa para crear a un superhéroe que está lejos de serlo, que tampoco es un anti-héroe, sino que se acerca a un vengativo mercenario, que es lo que originalmente es al inicio de la película. Ryan Reynolds sabe reírse de sí mismo y da su interpretación más dedicada hasta ahora en su filmografía.
Pero no se está ante una película crepuscular al estilo ‘El caballero oscuro’ de Christopher Nolan, no. Se está ante una propuesta cercana a la autoparodia, vulgar, soez y con un incómodo humor negro. Sin ningún tipo de disimulo, parece que la ha escrito un veinteañero fanático de los cómics. ¿Eso la hace mala? ¡Por supuesto que no! Todo lo contrario, todos esos ingredientes hacen de ‘Deadpool’ la mejor propuesta de superhéroes vista desde hacía tiempo, y también la que el género necesitaba.
Ya desde los créditos iniciales se ven las intenciones de sus creadores, burlándose de sí mismos, de los cánones que ha creado el Universo Cinematográfico de Marvel, e incluso del propio actor protagonista (es tronchante cuando se muestra un guiño al Linterna Verde de Ryan Reynolds, así como al Deadpool visto en ‘X-Men Orígenes: Lobezno’). Valiente, extravagante y maliciosamente divertida, este superhéroe demuestra pertenecer a un mundo aparte de los demás.
Cierto es que cuando se pone solemne, ‘Deadpool’ pierde algo de fuelle y se convierte en la clásica película de superhéroes. Sin embargo, eso sólo dura un suspiro. De acuerdo que utiliza las mismas tramas vistas anteriormente (vida feliz cambiada por un evento y vengarse del malo). No obstante, utiliza los cánones clásicos para traer una propuesta nueva y que se burla de sí misma. Una auténtica sorpresa que sólo puede traer algo malo: Los imitadores que le saldrán en breve. Picante y golosa, un pícaro divertimento.
