Coche policial (Cop Car) emerge casi en silencio, como una pequeña propuesta que deja entrever, en cada uno de sus tramos, su espíritu indie. Jon Watts, su director (también a cargo del guión), nos introduce en una historia amena, sumamente llevadera, que saca un plus a partir de la siempre grata presencia de Kevin Bacon, quien aparece como figura principal en el póster del film y termina brindándonos una interpretación convincente.
La trama de Coche policial es sencilla pero a la vez efectiva. Parte de las andanzas de dos niños en una zona rural: ambos salen a caminar, imaginando y recreando una suerte de aventura infantil. La atención y la curiosidad de los chicos toman mayor protagonismo cuando encuentran un coche de policía, en teoría abandonado, y no tienen mejor idea que subirse al vehículo para conducirlo. Las cosas se complican y se van volviendo cada vez más tensas cuando el sheriff (Kevin Bacon) descubre que se han llevado su coche. A partir de allí comienza una aguda persecución.
Vale destacar la tarea llevada a cabo por Jon Watts. El realizador de la cinta de terror titulada Clown nos regala una pieza pequeña, que evidencia en todo momento ese aire distintivo y relajado que suelen ventilar proyecciones propias de cine independiente. No es necesario contar con gran cantidad de diálogos para que el espectador pueda sentirse a gusto con lo que está frente a sus ojos. Incluso en determinados pasajes, Coche policial encuentra cierta semejanza con aquella obra denominada Mud, tal vez por lo que concierne a lo rural, a la importante participación que se le da a los niños y al tono pausado pero entretenido que porta cada narración. De todos modos, la película de Watts se inclina más hacia el thriller que al drama, y en ese aspecto funciona porque mantiene la intriga y eleva el suspense.
Kevin Bacon aporta lo suyo de modo tal que el público pueda percibir, con seguridad, que sin su presencia el resultado o el grado de enlace de Coche policial hubiese sido bastante inferior. También hay que dejar en claro que las actuaciones de los jóvenes actores James Freedson-Jackson y Hays Welford están a la altura de las circunstancias, más allá de alguna que otra escena aislada.
La cinta dirigida por Watts cuenta con lo necesario para entretenernos aunque no lo suficiente como para conquistarnos. Por un lado, tanto los planos como lo que respecta al apartado técnico están bien logrados; por otra parte, la historia, con sus giros y sus aciertos, da la sensación de no terminar de estar completamente pulida, sobre todo en los últimos minutos. En definitiva, Coche policial (Cop Car) resulta agradable y fácil de visionar (además dura menos de hora y media), suficiente para una valoración final positiva.
3 / 5