Biografía de Lorenza Machín
Lorenza Machín, también conocida como La Negra Machín, nació en Cuba en 1928. Desde muy joven, desarrolló un gran amor por la música y el baile, lo que la llevó a convertirse en una destacada bailarina de danza afrocubana. Su formación en este género le permitió perfeccionar su técnica y consolidarse como una de las mejores artistas de su época, aunque su camino hacia el éxito no fue fácil debido a la discriminación racial que existía en la sociedad cubana de aquellos años.
Durante su juventud, La Negra Machín participó en diversas agrupaciones y compañías de baile, incluyendo la famosa Mulatas de Fuego, con la que realizó giras por México y los Estados Unidos. Allí, Machín tuvo la oportunidad de presentarse en importantes escenarios junto a reconocidos músicos y bailarines, lo que le permitió ganar experiencia y renombre en su carrera artística.
Más tarde, La Negra Machín decidió dejar Cuba y emigrar a Francia en busca de nuevas oportunidades. En París, se unió a la compañía de Ballets Africains, donde perfeccionó aún más sus habilidades en la danza y se convirtió en la estrella del espectáculo gracias a su increíble talento y carisma. Fue en este periodo cuando comenzó a ser conocida como La Negra Machín, debido a su piel oscura y a su apellido.
Después de su exitosa estadía en París, Machín regresó a Cuba para continuar con su carrera artística. Allí, protagonizó varias películas y obras de teatro, trabajando con destacados directores y actores de la época. También se desempeñó como coreógrafa y maestra de danza, transmitiendo su conocimiento y habilidades a nuevas generaciones de artistas.
En resumen, antes de convertirse en actor, Lorenza Machín era una destacada bailarina de danza afrocubana, con una brillante carrera en Cuba y en el extranjero. Su amor por la música y el baile la llevó a perfeccionar su técnica y a consolidarse como una de las mejores artistas de su época, aunque tuvo que enfrentar la discriminación racial para poder destacar en su campo. Su talento y carisma le permitieron obtener gran renombre en Francia, donde se unió a la compañía de Ballets Africains y se convirtió en la estrella del espectáculo. Su regreso a Cuba y su trabajo como actriz, coreógrafa y maestra de danza la convirtieron en una figura importante en la cultura afrocubana, y su legado sigue vivo hasta el día de hoy.