Filmografía de Billy House
El talento de Billy House a la hora de interpretar, es de otro mundo y siempre lleva los papeles muy preparados. Los directores con los que ha trabajado (Irving Pichel) agradecen mucho todo su esfuerzo ya que eso permite que el rodaje sea más rápido y satisfactorio.
A los espectadores nos encanta ver a los actores que dominan a la perfección algunos géneros y por eso cuando vemos a Billy House actuando en películas de géneros Western, nos sentimos muy cómodos y entretenidos ya que sabemos que va a ejecutar la interpretación de una manera espectacular.
Biografía de Billy House
Billy House fue un hombre que tuvo una vida muy interesante antes de convertirse en actor. Nació en California en el año 1889 y desde temprana edad comenzó a trabajar en diferentes empleos para poder ayudar a su familia económica. Trabajó como conductor de tren, conductor de tranvía y hasta como mecánico antes de decidir que quería probar suerte en Hollywood.
Cuando Billy llegó a Hollywood, no tenía ningún contacto ni conocido en la industria del cine. Sin embargo, su determinación y perseverancia lo llevó a conseguir un trabajo en la Universal Studios como extra. Allí apareció en varias películas, aunque siempre en papeles muy pequeños. No obstante, su amor por la actuación lo motivó a seguir adelante.
En los años 20, Billy se mudó a Nueva York, donde comenzó a incursionar en el teatro. Allí se convirtió en un actor muy solicitado y pronto comenzó a ganar reconocimiento. Apareció en varias producciones exitosas y trabajó junto a actores de la talla de Marlon Brando y Christopher Plummer.
Con el tiempo, Billy House regresó a Hollywood, donde finalmente logró consolidarse como actor. Apareció en películas como "La isla de las almas perdidas" (1932) y "La diligencia" (1939). También se destacó por su trabajo en programas de radio, donde se convirtió en una de las voces más reconocidas de su época.
A pesar de su éxito en la actuación, Billy nunca olvidó sus orígenes humildes. Siempre se mostró agradecido con la vida y nunca perdió la sencillez que lo caracterizó a lo largo de su existencia. Murió en 1961 a los 72 años, dejando un legado importante en la historia del cine y el teatro estadounidense.