Biografía de Walter Cruz
Walter Cruz, nacido el 20 de marzo de 1985 en la ciudad de Oaxaca, México, tuvo una infancia tranquila y feliz junto a sus padres y hermanos. Desde pequeño mostró interés por el mundo del arte, principalmente por la música y la danza. A los seis años, comenzó sus primeras clases de ballet clásico, disciplina en la que destacó rápidamente gracias a su talento innato y su dedicación.
A medida que crecía, Walter ampliaba su repertorio artístico y comenzó a explorar también la actuación y el canto. A pesar de sus inseguridades y miedos, encontró en estas expresiones un canal para conectar con sus emociones más profundas y hacerlas accesibles al público. Sin embargo, durante su adolescencia, Walter tuvo que enfrentarse a varios obstáculos que pusieron en peligro su sueño de convertirse en artista.
En primer lugar, su familia atravesó por una difícil situación económica que los obligó a emigrar de Oaxaca a la Ciudad de México en busca de mejores oportunidades. Allí, Walter tuvo que adaptarse a un nuevo entorno y enfrentar la discriminación y los prejuicios que sufren muchas personas de origen indígena en México. Además, la crisis financiera los obligó a trabajar largas horas en empleos precarios para poder subsistir, lo que limitó su tiempo y recursos para dedicarse a sus hobbies artísticos.
No obstante, Walter no se dejó vencer por las adversidades y continuó formándose y practicando a escondidas, en secreto de sus padres y hermanos. Acudió a talleres gratuitos y se unió a grupos de teatro independientes donde pudo desarrollar sus habilidades y conocer a otros artistas con los que compartía su pasión. Pero no fue hasta que cumplió los 30 años y logró ahorrar lo suficiente para tomar clases profesionales de actuación que su vida comenzó a tomar un rumbo más definido. A partir de entonces, comenzó a participar en audiciones y festivales de teatro en los que fue ganando reconocimiento y experiencia.
Finalmente, en 2018, Walter Cruz tuvo su gran oportunidad cuando fue seleccionado para interpretar el papel principal en la obra "La lluvia amarilla", una obra de teatro sobre la migración y la identidad en la que pudo explorar sus raíces indígenas y darle voz a muchas otras personas que, como él, han sufrido por el racismo y la desigualdad. La obra fue un rotundo éxito y le valió a Walter numerosos premios y reconocimientos, así como la posibilidad de expandir su carrera a otros países. Desde entonces, se ha convertido en uno de los actores más destacados de su generación y sigue trabajando en diversos proyectos que le permiten seguir siendo fiel a su vocación y su compromiso social.