Biografía de Ubaldo Lay
Ubaldo Lay fue un hombre excepcional que nació rodeado de privaciones en el campo de Guanajuato, México. Su familia se dedicaba a la agricultura y vivían con lo justo para subsistir día a día. Ubaldo era un niño muy inquieto que se destacaba por su creatividad y su interés por las artes. Desde muy pequeño demostró una gran habilidad para el dibujo y la pintura, y le encantaba inventar historias y representarlas con muñecos de trapo.
A pesar de las dificultades económicas de su familia, su padre siempre le alentó a seguir sus sueños y le compró algunos libros de teatro y novelas para que pudiera seguir cultivando su imaginación. Ubaldo se convirtió en un gran lector y consumía todo lo que estaba relacionado con el mundo del espectáculo. Soñaba con algún día poder estar sobre un escenario, pero sabía que la vida en el campo no le daba muchas oportunidades para ello.
Con el paso del tiempo, Ubaldo empezó a trabajar en la ciudad de Guanajuato como mensajero y poco a poco fue descubriendo el mundo del teatro. Fue en esta ciudad donde conoció a Carlos Ancira y a otros actores que se convirtieron en sus amigos y mentores. Ubaldo quedó fascinado con el teatro y decidió que su futuro estaba en los escenarios.
Así, comenzó su carrera en los años 50, cuando debutó en el Teatro Principal de la ciudad de Guanajuato. Actuó en varias obras de teatro durante los años 60 y 70 y fue en esa época cuando empezó su carrera en el cine. Su primera aparición en la gran pantalla fue en la película "El gángster" (1965), dirigida por Ismael Rodríguez. A esta le siguieron muchas otras, y destacó por su papel como el sacerdote en "La leyenda de una máscara" (1965).
Con el tiempo, Ubaldo Lay se convirtió en un actor muy popular en México y llegó a ser uno de los actores más reconocidos de su generación. Fue un gran talento latino que logró traspasar fronteras con su trabajo por más de 50 años en la industria cinematográfica y del teatro. Una leyenda sin dudas que inició su camino desde muy joven, rodeado de dificultades, pero nunca se rindió ante sus sueños.