Biografía de Serge Hochar
Es difícil hablar de la vida de Serge Hochar sin mencionar su carrera como actor, ya que es lo que lo hizo más conocido en el mundo artístico. Sin embargo, antes de convertirse en actor, Hochar era un hombre de negocios libanés que se dedicaba a producir vinos en su bodega, Château Musar.
Hochar nació en Beirut en 1939 en una familia de cristianos maronitas. Desde muy joven, mostró un gran interés por el vino y la viticultura, y se decidió a estudiar enología en la Universidad de Agricultura de Montpellier, en Francia. Después de graduarse, regresó a Líbano y comenzó a trabajar en la bodega de su padre, fundada en 1930.
A pesar de haber sido educado en una familia acomodada, la vida de Serge Hochar no siempre fue fácil. En 1975, estalló la Guerra Civil en Líbano, lo que puso en peligro tanto su vida como su negocio. Sin embargo, Hochar decidió quedarse en el país y continuar con su producción de vino, que se convirtió en una especie de oda a la resistencia y a la fuerza de su tierra.
Durante su carrera como productor de vino, Serge Hochar recibió numerosos premios y reconocimientos internacionales, lo que consolidó su posición como uno de los principales representantes de la vitivinicultura en Líbano. Fue por esta razón que, en 2012, fue nombrado Embajador de Buena Voluntad de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
A pesar de su éxito en el mundo del vino, Hochar siempre tuvo la pasión por el teatro y la actuación. Durante sus años en el internado en Francia, tuvo la oportunidad de actuar en obras escolares, lo que despertó su interés en la interpretación. Sin embargo, no fue hasta mediados de los años 90 que decidió seguir su sueño de convertirse en actor profesional. A partir de entonces, comenzó a asistir a talleres y clases de actuación en París y Beirut, y se lanzó a la actuación en teatro y cine, protagonizando diversas obras en Europa y Líbano.
En resumen, Serge Hochar fue un hombre que dedicó gran parte de su vida a producir vino en su bodega, y que se convirtió en un embajador de la vitivinicultura libanesa en el mundo. A pesar de su éxito como empresario, siempre mantuvo su pasión por el teatro y la actuación, lo que lo llevó a explorar una nueva faceta de su vida a mediados de los años 90. Fue un hombre valiente y perseverante, que nunca abandonó su tierra y su gente, y que siempre trabajó por llevar la belleza y la creatividad a su país.