Biografía de Marie-Georges Méliès
Marie-Georges Méliès, más conocido como Georges Méliès, nació en París el 8 de diciembre de 1861 en el seno de una familia acomodada. A pesar de las expectativas de su padre de que se convirtiera en abogado, Méliès mostró tempranamente su interés por el mundo artístico, particularmente el teatro y la ilustración. Se dice que a los 10 años construyó su primer teatro de marionetas y a los 12 comenzó a dibujar intensamente.
Tras completar sus estudios, Méliès trabajó durante varios años en la tienda de papelería y juguetes de la familia. Fue en este entorno donde descubrió su talento para la mecánica y la ingeniería, construyendo juguetes y herramientas que le permitieron experimentar con la fotografía. Durante una visita a la Exposición Universal de 1889, Méliès quedó fascinado con el cinematógrafo de los hermanos Lumière, sin embargo, no fue hasta varios años después que decidió invertir en un aparato y una cámara.
En 1896, Méliès compró su primer cinematógrafo y comenzó a experimentar con la técnica de la película, usando técnicas de animación, trucos visuales y efectos especiales que todavía no se habían utilizado. Algunas de las primeras películas de Méliès incluyen "La Ciotat, Le Jardinier et le Petit Espiègle" y "La merveilleuse légende de Jeanne d'Arc", ambas de 1897.
Méliès se destacó pronto como uno de los cineastas más creativos y audaces de su época, trabajando incansablemente para desarrollar nuevas técnicas y efectos especiales. En 1902, creó su película más famosa, "Le Voyage dans la Lune", considerada una de las mayores obras de ciencia ficción de todos los tiempos. En ella, Méliès utilizó efectos especiales revolucionarios para mostrar a un grupo de astronautas viajando a la luna a bordo de un proyectil disparado desde la Tierra.
La carrera de Méliès fue muy exitosa hasta que la Primera Guerra Mundial desgastó la economía francés y descenso la demanda por sus producciones. Georges Méliès se declaró en bancarrota en 1913 y en 1923 cerrará definitivamente su estudio. A pesar del fracaso financiero, su legado cinematográfico permanece intacto, y su técnica y creatividad han inspirado a generaciones de cineastas.