Biografía de María Sabina
María Sabina nació el 22 de julio de 1894 en la localidad mazateca de Huautla de Jiménez, Oaxaca, México. Vivió una infancia difícil, marcada por la pobreza y la pérdida de varios familiares cercanos. Desde temprana edad, comenzó a experiementar visiones y estados de trance, lo que la llevó a dedicarse a la medicina tradicional y a ser reconocida como una curandera de renombre en su comunidad.
Durante sus años como curandera, María Sabina comenzó a utilizar los hongos alucinógenos que crecían en las montañas cercanas a su pueblo en sus rituales curativos y religiosos. Ella creía que estos hongos tenían poderes divinos y que le permitían comunicarse con los espíritus y sanar a las personas enfermas. Con el tiempo, su fama como chamana empezó a extenderse y llegaron a su cabaña personas de todas partes del mundo que buscaban experimentar sus rituales con hongos.
En la década de 1950, el poeta y escritor estadounidense Robert Gordon Wasson viajó a Huautla de Jiménez en busca de experiencias psicoactivas. Allí conoció a María Sabina y se convirtió en uno de los primeros forasteros en participar en uno de sus rituales con hongos. Wasson quedó impresionado con la experiencia y escribió un artículo en la revista Life sobre los efectos de los hongos alucinógenos, lo que llevó a una creciente atención internacional hacia María Sabina y su pueblo.
A medida que su fama crecía, María Sabina se vio envuelta en una serie de conflictos con autoridades locales y religiosos que veían sus rituales y el uso de hongos como prácticas inmorales. En 1962, ella y otros curanderos mazatecos fueron arrestados y acusados de violar las leyes sobre drogas. A pesar de las presiones, María Sabina mantuvo su defensa de los hongos y su valor como herramienta sagrada para la curación y la conexión con lo divino. Ella falleció en 1985, dejando un legado como una de las más importantes figuras en la tradición curandera mazateca y en la exploración de los efectos de los hongos alucinógenos en la cultura moderna.